Un nuevo mapa de América

De no ser por la joven que irrumpió en bikini en la foto final de la cumbre de Viena, pocos de los líderes allí presentes hubiesen salido sonriendo. Porque lo cierto es que el encuentro entre el Cono Sur y la Unión Europea ha dejado un nuevo mapa de América con el que hace poco nadie contaba. Y es que la cumbre de Viena ha venido a certificar el divorcio entre dos formas de entender el gobierno de la izquierda en América. De un lado han quedado Chile, Argentina y Brasil, que intentan integrarse en la economía mundial como paso previo para emprender mejoras sociales; del otro Cuba, Bolivia y Venezuela, que sueñan en cambio con construir un mercado interno americano al margen de la economía global. Y ha sido en la nacionalización del gas natural en Bolivia donde ambos bloques han entrado finalmente en colisión. Aunque ayer los representantes bolivianos y brasileños en Viena pretendían rebajar el tono de los últimos días (de «saqueadores" a «socios»), la fractura es demasiado evidente. Bolivia ha asestado un golpe muy duro a los planes de desarrollo de Lula en un sector sensible, el de la energía. Morales dice confiar en que las negociaciones terminarán en acuerdo, pero ya amenaza con traer a nuevos inversores (China, Noruega) que sustituyan a los actuales. A Bolivia puede salirle muy bien o muy mal. Brasil no sólo le compra casi la mitad de su gas natural, también es su mayor mercado y si las cosas se tuercen Morales arruinará a su país. Su única baza es el apoyo de Chávez.