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Villepin sobrevive ante la moción decensura presentada por los socialistas

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Esperanza Suárez - corresponsal | parís
León

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El primer ministro Dominique de Vilepin superó ayer su tercera moción de censura en menos de un año gracias a los votos de su partido, aunque con numerosas deserciones entre los diputados de la mayoría. Villepin acusó a los socialistas de presentarla «en nombre de la calumnia, el rumor y la mentira» porque se basaba en las repercusiones políticas del escándalo Clearstream. Preguntas sin respuesta El primer ministro no respondió sin embargo a ninguna de las preguntas concretas que le hizo el secretario general del Partido Socialista François Hollande: ¿Por qué ordenó una investigación secreta al general Rondot  sobre varios políticos, incluido su rival Nicolás Sarkozy?; ¿Por qué no informó a la justicia de la falsedad de los listados que les acusaban de tener cuentas secretas en la sociedad luxemburguesa?, ¿Por qué ocultó las conclusiones de Rondot  y ordenó otra investigación a los servicios secretos?. Las preguntas quedaron en el aire tras una intervención especialmente agresiva de Hollande, quien se preguntó además si «podemos vivir un año más», el que falta para la celebración de las elecciones, «en este clima irrespirable». Esto «no es un gobierno, es un campo de batalla» con el Estado «tomado como rehén por un clan», aseguró encendido. La ausencia del hemiciclo en ese momento del ministro de Interior galo, Nicolás Sarkozy,  y de buena parte de sus seguidores pareció darle la razón. Pero el número dos del Gobierno volvió al pleno a tiempo para escuchar la respuesta de Dominique de Villepin. El primer ministro recalcó que «los que voten a favor  no censuran al gobierno, sino al Estado de Derecho» en un «todo vale para alimentar la sospecha». Recordó escándalos socialistas pero sus palabras más duras fueron para el  presidente del grupo centrista, François Bayrou, alineado en esta ocasión con el conjunto de la izquierda. «El virus del absolutismo» Socios tradicionales de la gobernante UMP y con un ministro en el ejecutivo, 11 de los 30 diputados de la UDF siguieron a Bayrou  en su voto favorable a la moción. En la tribuna apuntó directamente al presidente Jacques Chirac y denunció la irrupción del «virus del absolutismo» que ha convertido Francia en «una República absolutista en la que quien controla el Elíseo, lo controla todo». Nicolás Sarkozy reconoció más tarde en televisión que había «reflexionado» sobre la posibilidad de abandonar el gobierno pero que finalmente no estaba dispuesto a «añadir una crisis política a una situación ya complicada».  Tampoco él respondió a la pregunta que le dirigió Hollande: ¿Por qué tardó dos años en personarse como acusación particular?

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