Violencia en pleno año electoral

La ofensiva ha tenido inmediatas repercusiones políticas en un país que se ha acostumbrado a sufrir rebrotes de violencia en años electorales. «Pese a que la intención de los criminales no era favorecer a uno u otro, terminaron provocando un debate entre dos partidos que disputan tanto la gobernación de Sao Paulo como la presidencia del país», dijo el coordinador de seguridad pública de la organización no gubernamental Viva Río, Pedro Strozenberg. El gobierno del estado de Sao Paulo se negó a aceptar la ayuda del Ejército y de la Fuerza Nacional de Seguridad para combatir a los pistoleros que en cuatro días realizaron 184 ataques a comisarías, autobuses y bancos. Pese a negar cualquier intención electoral, el presidente brasileño, Lula da Silva, ofreció tropas federales para ayudar a Sao Paulo a superar la «provocación» de la organización criminal. La negativa a la ayuda, según analistas políticos, obedeció a que Sao Paulo no quiere admitir algún tipo de fracaso en su política de seguridad pública.