El representante de la Unión Europea viajará en los próximos días a Teherán | Análisis | Un buen momento |
Irán acepta recibir a Solana y estudiar la oferta de las potencias nucleares El equipaje de Solana Más de 16 millones de peruanos elegirán hoy entre Humala y García
Los políticos del régimen iraní tienen posturas opuestas sobre la aceptación de la propuesta
El ministro iraní de Exteriores, Manuchehr Motaki, se mostró dispuesto a estudiar la propuesta de las potencias nucleares consensuada en Viena y por ello su gobierno «acepta» la visita de Javier Solana, que llegará «en los próximos dos días» para exponerla. Desde Bruselas, fuentes de la oficina del Alto Representante de Política Exterior de la UE confirmaron una «muy próxima» visita de Solana, sin confirmar la fecha, y recordaron que no será un viaje para negociar, sino para presentar, en nombre de la comunidad internacional, la propuesta acordada el jueves en Viena. Ya ha habido otros altos cargos iraníes que han echado un jarro de agua fría ante las expectativas de una solución. Así, el responsable de Seguridad y Política Exterior del parlamento, Alaeddin Boruyerdi, recordó ayer mismo que su país no suspenderá las actividades para producir combustible nuclear, es decir, el enriquecimiento de uranio, tal como lo exigen las potencias nucleares de Europa y EE.UU. La suspensión del enriquecimiento de uranio es lo fundamental de la propuesta europea: a cambio de que Irán la acepte, los países del Consejo de Seguridad más Alemania y la UE proponen a Irán un plan de incentivos que no han sido desvelados. Las declaraciones de los distintos responsables hacen pensar en «palomas y halcones» dentro del régimen iraní, que ofrecen posturas contradictorias. Sin duda es importante: Estados Unidos ha aceptado entrar en negociaciones directas con Irán por primera vez desde hace más de un cuarto de siglo y el presidente iraní le decía ayer por teléfono a Kofi Annan que «existen posibilidades de acuerdo» en torno a su programa nuclear. Pero ¿cómo de sinceras son estas manos tendidas y qué es exactamente lo que va a llevar Javier Solana en la cartera cuando visite Teherán, posiblemente en las próximas 48 horas?. En principio, el ofrecimiento de Washington es un logro de la Secretaria de Estado Rice frente a los que desde el Pentágono abogan ya por una acción militar, pero tiene truco: se le pide a Irán que paralice su programa nuclear como condición para las negociaciones cuando, como mucho, este podría ser el resultado de las mismas. Por eso el sector duro de la Casa Blanca ha permitido a Rice hacer la oferta. Si Irán dice «no» será más fácil emprender el camino de la guerra. Irán no está siendo, con toda seguridad, más sincero al dar la bienvenida a la oferta europea y norteamericana. Hasta ahora los iraníes han demostrado ser unos grandes prestidigitadores de la tensión y la negociación. Según algunas fuentes, estarían teniendo problemas técnicos con su programa nuclear. Su anuncio espectacular del 11 de abril de que habían logrado enriquecer uranio sin ayuda se referiría tan sólo al remanente de uranio chino que quedaba en Irán y no a su propio material. En todo caso, el siguiente paso, el enriquicimiento a gran escala, requiere tiempo. Éste sería, pues, un buen momento para hacer un alto y fingir una disposición negociadora. Alrededor de 16,4 millones de peruanos están convocados este domingo a las urnas para designar, en segunda vuelta, a su próximo presidente entre el nacionalista Ollanta Humala y el socialdemócrata Alan García. Humala, del partido Unión por el Perú, encabezó la votación del pasado 9 de abril con el 30,6% del sufragio, seguido por el ex presidente del Partido Aprista Peruano con el 24,3%. García volverá a disputar una segunda vuelta, después de los comicios de 2001 en que perdió ante el actual mandatario, Alejandro Toledo. Así como hace cinco años, García pasó a la ronda definitiva tras vencer a la conservadora Lourdes Flores por un punto porcentual. Humala y García dedicaron ayer el día a la reflexión, en compañía de su familia y colaboradores, ya que existe una prohibición electoral de hacer manifestaciones proselitistas. Los funcionarios del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), el máximo órgano electoral, verificaba en distintos puntos del territorio el cumplimiento de la «ley seca» y procedió al cierre de al menos 100 bares en Lima que pretendían vender bebidas alcohólicas en flagrante violación de la ley electoral.