La protesta por la reforma agraria deja 23 heridos y casi 500 detenidos
Los «sin tierra» de Brasil asaltan el Congreso contra la política de Lula
La oposición explota electoralmente el descontento de los históricos aliados del presidente
Un grupo de «sin tierra» destrozan un coche que iba a ser sorteado entre funcionarios del Congreso
Los actos de vandalismo en el Congreso brasileño evidenciaron el desprestigio de las instituciones tras un año de escándalos de corrupción, y pusieron al Gobierno a la defensiva a sólo cuatro meses de las elecciones generales de octubre, afirmaron políticos y analistas. La violenta irrupción el martes en la Cámara de Diputados de varios centenares de personas movilizadas por un grupo radical de trabajadores rurales sin tierra se saldó con 23 he-idos -uno de ellos grave- y numerosos daños materiales. La acción provocó momentos de gran tensión cuando el recinto fue literalmente tomado por los manifestantes que arrasaron todo lo que encontraron a su paso para protestar por el ritmo de la reforma agraria llevada a cabo por el Gobierno de Lula da Silva y su Partido de los Trabajadores (PT). Hubo unos 500 detenidos y el Gobierno prometió aplicar contra ellos todo el rigor de la ley. La protesta fue aprovechada por la oposición, que acusó a Lula -aliado histórico de los sin tierra- de «falta de autoridad», y destacó la presencia de Bruno Maranhao, miembro de la ejecutiva del PT, entre los líderes detenidos. El partido en el poder repudió «los actos de violencia» en la Cámara, pero los incidentes abren un flanco para que la oposición trate de recuperar terreno frente a Lula, gran favorito para obtener un segundo mandato. «Electoralmente, los sin tierra dieron a los adversarios de Lula la munición que habían camu-flado en el 2002, cuando el liderazgo del ahora presidente no fue incomodado por manifestaciones de violencia», afirmó el analista Carlos Lopes, del grupo editorial Santafé Idéias. El Movimiento de Liberación de los Sin Tierra (MLST), autor de la acción, escogió un momento de gran desprestigio del Legislativo para llevarla adelante. «Hay un clima de desintegración del sistema institucional», reconoció el diputado Paulo Delgado, también del PT. Delgado denunció que las «élites», entre las que incluye a miembros de su partido, han logrado burlar la ley en los numerosos escándalos que se viven últimamente en Brasil.