El Gobierno iraquí decreta el toque de queda en varias zonas para evitar la venganza de Al Qaida
Los soldados encontraron vivo a Al Zarqaui, que quiso huir moribundo
El seguimiento a su consejero espiritual y la delación de un traidor fueron claves en su muerte
El líder de Al Qaida en Irak, Abu Musab al Zarqaui, salió con vida del ataque aéreo estadounidense del miércoles contra la casa donde se refugiaba, y murió poco después por sus heridas, según declaró ayer un portavoz del Ejército de Estados Unidos. Nadie sabe cómo Al Zarqaui puso sobrevivir a las dos bombas de 227 kilos que los cazas norteamericanos F-16 dejaron caer sobre su escondite, porque la explosión devastó por completo la vivienda. Pero el hecho es que sobrevivió. Policías iraquíes, los primeros llegados al lugar del ataque, ha-llaron a Al Zarqaui todavía con vida y lo pusieron en una camilla. Seguía con vida cuando las tropas estadounidenses se hicieron presentes para examinarlo, precisó Caldwell. El propio general informó de que Al Zarqaui «murmuró algo pero era indistinguible y muy corto. Obviamente tuvo algún tipo de reconocimiento visual de quiénes eran porque trató de salir de la camilla, según me informaron, y escapar, al darse cuenta de que eran militares norteamericanos. Intentó salir de la camilla. Todos lo volvieron a sujetar pero murió inmediatamente después», afirmó. Inexplicable Autoridades militares de Estados Unidos habían dicho el jueves que Al Zarqaui murió en el ataque aéreo. Caldwell atribuyó la discrepancia a la falta de precisión en los primeros reportes, y que luego se conocieron informes más detallados. Pero no quedó claro cómo Zarqaui pudo sobrevivir al bombardeo. «Me han asegurado que hay casos cuando la gente, en realidad, puede sobrevivir incluso a un ataque como ése contra una estructura inmueble. Es obvio que los otros cinco en el edificio no lo hicieron, pero por alguna razón él sí», dijo el portavoz. Lo que sí parece cada vez más claro es que Al Zarqaui fue traicionado por uno de los miembros de su grupo. Según el diario The New York Times , los norteamericanos habían capturado a un alto miembro de Al Qaida que les condujo hasta el escondrijo de Al Zarqaui. Para confirmar las informaciones, los norteamericanos localizaron al consejero espiritual del jordano, el jeque Abdel al Rahman, y asignaron un avión no tripulado para seguirlo día y noche. Este seguimiento fue clave para la captura. Al Rahman les guió hasta la vivienda, donde detectaron tres todoterrenos aparcados frente a una casa abandonada. Pero lo que los norteamericanos no sabían era cuándo Al Rahman se iba a encontrar con Al Zarqaui. Habían estado varias veces cerca, pero el jordano se escapó al dejar de usar sus teléfonos móviles y utilizar teléfonos por satélite más difíciles de rastrear. La diferencia era que esta vez los norteamericanos tenían una fuente interna, un traidor. Alivio y preocupación Caído Al Zarqaui, el Gobierno iraquí vivía ayer entre la alegría y la preocupación. Temían que Al Qaida se vengara de la muerte de su líder, así que decretaron un toque de queda para vehículos en Bagdad y en Diyala, la provincia en la que se produjo el ataque aéreo. Eso no evitó que la violencia siguiera cobrándose víctimas. La resistencia secuestró a una alto funcionario del Ministerio del Petróleo y mató a tres de sus trabajadores. Irak, y sobre todo Bagdad, está en máxima alerta.