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Un populista más cercano a Kirchner que a Chávez La tercera perseverancia del «hijo desobediente», hombre de partido Un ambicioso «prinosaurio» que no se detiene ante nada

Madrazo es un hombre de su partido, el PRI, que gobernó México durante décadas

Publicado por
León

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Más conocido por su apodo, El Peje (pez muy resistente), López Obrador despierta amores y odios por igual. El candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD), de izquierdas, ha sido el eje de la campaña electoral. De origen humilde, su trayectoria política ha estado siempre cerca de los más necesitados. Abandonó el PRI en el año 1988 para formar el PRD junto a Cuauhtémoc Cárdenas y fue candidato al gobierno de Tabasco los años 1988 y 1994. Entre sospechas de fraude, perdió ambas elecciones. Cuando en el año 2000 ganó las elecciones a la jefatura de gobierno de la capital, el Distrito Federal, muchos comenzaron a verlo como futuro presidente. Hiperactivo y algo populista, sus denuncias de la injusticia social mexicana y las promesas de apoyo a los más necesitados lo han convertido en el favorito para las elecciones. Sus arranques verbales le han costado algún disgusto como cuando llamó «chachalaca» (ave de corral) al presidente Fox, lo que afectó a su popularidad en las encuestas. Le acusan de volver al nacionalismo populista de los 70 o de cercanía con Hugo Chávez, pero su estilo está más cercano a Lula o Kirch-ner. De hecho, varios analistas han destacado que el miedo que despierta entre algunos sectores del electorado no está muy fundado en hechos objetivos. Es viudo y padre de tres hijos. «Vamos al cambio por el camino de la concordia. No es mi fuerte la venganza. Yo no odio, soy un hombre feliz», ha dicho. Nacido en Morelia en 1962, el líder del Partido de Acción Nacional (PAN), conservador, es el más joven de los candidatos. Su padre fue uno de los fundadores del PAN y cuando dejó el partido por desavenencias internas, Felipe, con apenas 18 años, ingresó en él. Licenciado en Derecho y con un máster en Políticas Públicas por la Universidad de Harvard y otra en economía en el Instituto Tecnológico de México. Calderón ha ido ocupando distintos cargos en el PAN que han hecho de él un hombre del partido. En 1995 fue candidato al gobierno de Michoacán. Formó parte del Gobierno de Fox como secretario de Energía, puesto que abandonó al presentar su candidatura a la presidencia. No era el favorito, pero su tenacidad le hizo ganar las elecciones internas en su partido y, de ser un desconocido en todo el país, ha logrado estar con muchas posibilidades en los últimos metros de la carrera por la presidencia. «El presidente del empleo» y «Manos limpias» han sido dos eslóganes de una costosa campaña electoral en la que la estabilidad económica y una campaña del miedo contra López Obrador han constituido la principal baza. Su candidatura se ha resentido tras el reciente escándalo que sitúa a su cuñado como beneficiario de cuantiosos contratos públicos e impago de impuestos. Católico practicante, está casado y tiene tres hijos. Felipe Calderón se presenta como «una opción viable y honesta para el país» porque dice tener «las manos limpias». Afirma que su victoria será «contundente» y que ganará «por un millón y medio de votos de ventaja». Se manifiesta contra los gobiernos «demagogos». Nacido en Villahermosa, Tabasco, en 1952. El candidato del PRI es un abogado de familia poderosa: su padre fue gobernador del Estado de Tabasco y es amigo desde la infancia del hombre más odiado de México, Carlos Salinas de Gortari, presidente desde 1988 a 1994. A los 17 años, Madrazo perdió a sus padres en un accidente aéreo y, aunque muchos vieron la mano del PRI tras la catástrofe, Madrazo se integró en el partido. En él ha hecho toda su carrera política: diputado federal, senador, gobernador de Tabasco entre 1995 y 2000 (oscuro período) y precandidato a las presiden-ciales del 2000. Madrazo es el representante del ala más dura del PRI, un partido histórico en crisis interna, carente de ideología, pero que cuenta con la estructura nacional más poderosa y un hambre de poder insaciable.