La huída de los civiles
Cerca de medio millón de libaneses habían abandonado su país hasta ayer escapando de los bombardeos. La población total del país es de 3,5 millones de habitantes. Esto quiere decir que uno de cada siete libaneses ha huido. El país, denominado «zona desastre» por su primer ministro, Fuad Siniora, cifra los daños causados por Israel en infraestructuras en «miles de millones de dólares». Unicef habló de «desastre». Los que huyen lo hacen con todas las precauciones posibles. Saben que, en no pocas ocasiones, Israel ha atacado los vehículos civiles que circulaban por las carreteras. Por eso, Alí Mohsen despliega una bandera blanca en el techo de su viejo BMW, en el que se apiñan su mujer y sus cinco hijos en las cercanías de la ciudad de Tiro. «De esta forma, los aviones israelíes sabrán que soy un civil, aunque no diferencian entre civiles y militares y bombardean todo lo que se mueve», afirma. Mohammad Makna, de 26 años de edad, de Tayr Debba, está desesperado: «Voy a ir a Beirut y me voy a refugiar donde sea, en una escuela, un jardín público, puedo hasta dormir en el coche. No quiero morir, es demasiado pronto para mí y mi familia», señala, acompañado de su mujer y su hija. En el jardín público de Sanaye, en Beirut, duermen 250 personas cada noche. El parque han pasado de ser frecuentado por los deportistas de la capital, a ser el patio de recreo de los niños que, todavía con fuerzas, corretean entre la ropa tendida tras una noche de bombardeos. Los hombres beben café apiñándose alrededor de los transistores siguiendo el desarrollo de la ofensiva. Mientras, la evacuación de extranjeros del Líbano se aceleró ayer con la huida masiva del país de miles de personas. Estados Unidos envió cinco buques de guerra para tratar de sacar del país a los 25.000 norteamericanos que residen en el Líbano.