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Kofi Annan acusa a Tel Aviv de violar el alto el fuego con su incursión del pasado sábado

Israel seguirá atacando a Hezbolá y amenaza con un segundo asalto

Beirut advierte a los milicianos que no respondan a las provocaciones o se les acusará de traición

Viudas de militantes de Hezbolá muertos durante la guerra muestran sus retratos en Srifa

Publicado por
Jean-Luc Renaudie - jerusalén
León

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Israel anunció ayer que continuará sus operaciones militares si Hezbolá no se desarma, lo que ilustra la fragilidad de un alto el fuego que el Estado hebreo y el Líbano se acusan mutuamente de violar. El cese de hostilidades entre Israel y Hezbolá, en vigor desde hace apenas una semana, parece cada vez más cerca de romperse. Esta es una posibilidad que inquieta sumamente a Beirut. Quizás por eso, el ministro libanés de Defensa, Elías Murr, endureció el tono y advirtió que toda violación del alto el fuego en el sur del país será considerada como un acto de «traición». «Todo disparo de cohetes que sea utilizado como pretexto por Israel para atacar al Líbano y será tratado con la mayor severidad», afirmó. En medio de la escalada verbal, su homólogo israelí, Amir Peretz, anunció que Israel impedirá el despliegue del Ejército libanés en los parajes más próximos a la frontera israelo-libanesa mientras no cuente con el apoyo de una fuerza multinacional. «No permitiremos en ningún caso que Hezbolá se acerque a la frontera», subrayó. Reparar los errores Peretz también indicó que Israel estudiará los errores cometidos en su ofensiva con vistas a una posible reanudación de la guerra. «Examinaremos todo lo que fue señalado como un error. Pondremos todo sobre la mesa, porque nuestro deber es prepararnos para un segundo asalto» frente a las fuerzas de Hezbolá, dijo Peretz en una reunión del Gobierno, según un comunicado oficial. El Ejército israelí efectuó una incursión el sábado contra un feudo de Hezbolá en la que murió un teniente coronel y otros dos oficiales israelíes resultaron heridos. Para Israel, esa operación sólo es la res-puesta a «una violación» de la resolución 1701 de la ONU, que además del cese de hostilidades en el Líbano prevé un embargo de armas a la milicia chií. «Mientras no se desplieguen el Ejército libanés o la fuerza internacional, el ejército israelí proseguirá sus vuelos en la región para impedir el suministro de armas procedentes de Siria», declaró Gideon Ezra, ministro de Medio Ambiente. El secretario general de la ONU, Kofi Annan, calificó de «violación» de la tregua esta operación y advirtió que este tipo de acciones «ponen en peligro la frágil calma» en la zona. Por su parte, el primer ministro libanés, Fuad Siniora, acusó a Israel de haber perpetrado «un crimen contra la humanidad» durante su ofensiva militar de 34 días. «Es un acto criminal que refleja el rencor de Israel y su voluntad de destruir Líbano y su unidad», declaró Siniora mientras recorría un suburbio al sur de Beirut que quedó convertido en ruinas por los ataques israelíes. «Espero que los medios de comunicación internacionales transmitan esta imagen en el mundo para mostrar este acto criminal, este crimen contra la humanidad que Israel cometió aquí y en otras regiones de Líbano», añadió el primer ministro. Paralelamente, las autoridades del país del cedro trataron de tranquilizar a los potenciales participantes en la fuerza multinacional de la ONU, afirmando que Hezbolá está plenamente comprometido con la tregua con Israel. A pesar de los insistentes llamamientos de la ONU, numerosos países dudan aún en enviar tropas al país para reforzar los cerca de 2.000 cascos azules ya instalados en el Líbano ante el temor de nuevos enfrentamientos o de nuevos ataques que perjudiquen a los soldados en misión humanitaria de la zona. Los países que se dicen dispuestos a contribuir con las tropas pidieron el establecimiento de reglas más claras para esta misión.

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