Los jefes tribales de Irak sellan un pacto de honor para detener la violencia

Alrededor de 500 jefes tribales inauguraron ayer en Bagdad una conferencia para la reconciliación nacional en Irak, la primera en una serie de reuniones de líderes de los diferentes grupos étnicos, religiosos y políticos del país. La conferencia, que durará dos días, fue inaugurada por el primer ministro iraquí, el chií Nuri al Maliki, quien instó a los reunidos a intentar acordar una estrategia en favor de la tolerancia y en contra de la violencia y el terrorismo. «La construcción de Irak será posible a través del restablecimiento de la paz y la seguridad, y no mediante la violencia», dijo Al Maliki. También confió en que su plan de reconciliación «acabará con los terroristas que actúan en Irak para sembrar la discordia y asesinar a los civiles». En la reunión de Bagdad participan líderes de tribus suníes de la rebelde provincia de Al Anbar, en el oeste de Irak, baluarte de los grupos insurgentes que actúan contra tropas estadounidenses y las fuerzas de seguridad iraquíes, a las que acusan de «colaborar con la ocupación». «Tenemos que utilizar el diálogo y no el arma, ya que el arma no puede solucionar ningún problema entre los hijos de un mismo país», añadió el primer ministro. También subrayó que «la reconciliación y la unidad nacional son el mejor medio para llevar a las fuerzas multinacionales (que lidera EEUU) a abandonar el país». Miles de personas han muerto en atentados y acciones de violencia sectaria en Irak en los últimos tres años. La violencia sectaria aumentó en el país tras el atentado de febrero del año pasado contra un mausoleo chií en la ciudad de Samarra, al norte de Bagdad. Maliki propuso en junio pasado un plan de reconciliación que tiene como objetivo incentivar a los grupos suníes, en cuyas regiones se concentra la insurgencia, a incorporarse al proceso político en Irak. Alrededor de 5.000 detenidos han sido puestos en libertad desde junio en conformidad con la propuesta para la reconciliación nacional. Fuentes del Ministerio de Justicia cifran en más de 11.500 el número total de los iraquíes detenidos en cárceles bajo control del Ejército iraquí y las tropas estadounidenses.