«Tenemos un año para evitar el desastre»

Cada mañana, cientos de afganos se aglomeran frente a la oficina de visados de la embajada iraní en Kabul. En el pasado eran refugiados en el vecino país, pero tras las promesas del Gobierno afgano de trabajo y un futuro, retornaron. Sólo consiguieron sentirse amargamente defraudados. En su país natal no hallaron empleo ni una perspectiva de futuro. Ahora quieren volver a Irán, pero no huyendo de una guerra civil, sino de la pobreza. Corrupción, narcotráfico, un Gobierno con frecuencia incompetente, un presidente débil, la insurgencia en el sur y el compromiso a medias de la comunidad internacional: la situación en Afganistán es cada vez más crítica. En junio del 2004, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, consideró Afganistán «el primer triunfo en la guerra contra el terrorismo». Está claro que esa declaración fue prematura. «No estamos en una fase posconflicto, sino en una fase del conflicto», dice un diplomático europeo en Kabul. «Después de cinco años, no vemos ningún avance, sino un retroceso», dice el escritor y miembro de la comisión de derechos humanos afgana, Kasim Ajgar. Los talibanes se están haciendo cada vez más fuertes y tienen seguidores en todo Afganistán, indicó Ajgar. La seguridad empeoró en el ámbito nacional. La pobreza, que empuja a las personas a los brazos de los rebeldes, alcanzó un máximo. También el cultivo de plantas de las que se extraen drogas se incrementó. El escritor resumió: «El Gobierno fracasó». Las tropas internacionales, sobre todo las estadounidenses, hirieron sentimientos religiosos, bombardearon a civiles y encarcelaron a inocentes, criticó Ajgar. «Creo que tal vez tenemos aún un año de tiempo para evitar el desastre total», dice el jefe regional de la Sociedad Alemana de Cooperación Técnica, Hans-Hermann Dube. En caso contrario, las fuerzas radicales triunfarán y «se producirá una yihad contra los extranjeros», vaticinó Dube. De hecho, los talibanes esperan declarar su victoria en el sur en breve.