El presidente afirma que son «un instrumento vital» en su guerra contra el terrorismo
Bush reconoce la existencia de cárceles secretas de la CIA en el extranjero
EE.UU. trasladará a Guantánamo a 14 mandos de Al Qaeda para que los juzgue un tribunal especial
George W. Bush reconoció ayer por primera vez la existencia de cárceles secretas dirigidas por la CIA fuera de Estados Unidos y anunció que 14 líderes terroristas que estaban allí retenidos serán enviados a la base naval de Guantánamo. En un discurso televisado, el mandatario dijo que estas prisiones son un «instrumento vital» en la lucha contra el terrorismo y defendió con firmeza su existencia, a pesar de haber suscitado el recelo de organizaciones de derechos humanos y el malestar de algunos países europeos. Bush señaló que sólo «un pequeño número» de sospechosos de terrorismo, los más peligrosos, fueron puestos en manos de la CIA, en torno a 100. Entre ellos, el cerebro de los atentados del 11-S. «Ha sido necesario llevar a estos individuos a un ambiente donde pudieran ser retenidos en secreto, interrogados por expertos y cuando fuera apropiado llevarlos ante la justicia», dijo el tejano en la tercera aparición pública para defender su estrategia en la lucha contra el terrorismo de cara a las elecciones legislativas de noviembre. Interrumpido en varias ocasiones por los aplausos de los presentes, familiares de víctimas de los atentados del 11-S, Bush defendió con vehemencia los interrogatorios llevados a cabo por la CIA que, según repitió varias veces, aportaron «información crucial» para evitar nuevos atentados en Estados Unidos y en el resto del mundo. «Hemos quitado de las calles a potenciales asesinos en masa», indicó. Entre ellos citó a Khalid Sheik Mohammed, considerado el número 3 de Al Qaida, uno de los que planearon los atentados contra las Torres Gemelas y que fue capturado en Pakistán en el 2003; Ramzi Binalshibh, el hombre que fue el correo entre Osama Bin Laden y los suicidas del 11-S capitaneados por Mohamed Atta; y Abu Zubay-dah, uno de los jefes militares de Al Qaeda. Los tres, junto a otros 11 «peligrosos terroristas», serán ahora trasladados a Guantánamo (Cuba) y puestos bajo custodia del Departamento de Defensa para que puedan ser juzgados. El presidente dijo que este programa secreto fijó «un método alternativo» en los interrogatorios ante la resistencia de los detenidos. Eludiendo revelar los detalles de estas técnicas, aseguró -consciente de las críticas y suspicacias levantas tanto dentro como fuera de sus país- que cumplen la legalidad internacional. «El programa (de la CIA) es duro, seguro, legal y necesario», afirmó Bush quien aseguró que «los Estados Unidos no torturan, yo no he autorizado la tortura ni lo haré». Traslados Por su parte, los 14 miembros de Al Qaeda enviados a Guantánamo -acusados de participar en los ataques del acorazado USS Cole en el 2000 en Yemen y las embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania en 1998- serán juzgados una vez que el Congreso apruebe el nuevo procedimiento judicial propuesto por Bush después de que el pasado junio el Tribunal Supremo declarara ilegales las comisiones militares especiales decretadas por el presidente. Según éste, su propuesta garantiza los juicios justos bajo la Convención de Ginebra. Mientras, y durante el tiempo que permanezcan en la base naval en suelo cubano los detenidos también estarán protegidos bajo el derecho internacional, en especial por el artículo 3 de dicha convención que prohíbe el trato humillante y cruel. «Tan pronto como el Congreso autorice los nuevos tribunales militares que he propuesto, la gente que nuestros servicios de inteligencia creen que mata-ron a casi 3.000 personas serán llevados ante la justicia», dijo Bush con la sala puesta en pie y aplaudiendo. Dentro del mismo paquete de medidas anunciadas por el presidente también ha pedido al Congreso que «clarifique» las reglas sobre la detención de los sospechosos para que los soldados estadounidenses sepan a qué atenerse y no puedan luego ser perseguidos penalmente.