La Otan reconoce dificultades en el sur de Afganistán y pide refuerzos

La Otan admitió ayer que se ha visto «sorprendida» por la resistencia de los talibanes e hizo un llamamiento a los países miembros a aportar más fuerzas para la mayor ofensiva terrestre de su historia, en el sur de Afganistán, un mes después del despliegue de 10.000 soldados en la zona. El comandante supremo aliado para Europa, el general James L. Jones, reconoció que no se esperaban la intensidad de los combates en el sur afgano desde que la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad en Afganistán (Isaf) se hizo cargo de la región el pasado 31 de julio, y que se necesitan refuerzos. «Hablamos de refuerzos modestos, del orden de un batallón», es decir algunos cientos de hombres, declaró Jones. Y dejó entrever que las fuerzas saldrían de las desplegadas en otras regiones afganas. Por eso insistió en la necesidad de flexibilizar las condiciones a las que se sometieron los contingentes de cada país antes de participar en combates. Acuerdo del Bundestag Es el caso por ejemplo de los 5.000 soldados alemanes que se encontraban estacionados en el norte de Afganistán, una zona de relativa calma, y que sólo pueden entrar en acción frente a los talibanes mediante un acuerdo del Bundestag (Parlamento alemán). La Isaf ha perdido a una veintena de soldados desde que lanzó el sábado pasado la operación Medusa para desalojar a los insurgentes de un distrito cercano a la ciudad de Kandahar. «Dado el nivel de violencia en el sur, es más importante que nunca lograr estos recursos», declaró Jones, quien habló de «un seguro de éxito» para la futura expansión hacia el este, prevista a finales de año. Las 17.000 tropas estadounidenses de la operación antiterrorista Libertad Duradera pasarán entonces a estar bajo el mando de la Alianza Atlántica, que controlará todo el país. Jones describió ayer el sur de Afganistán como un «avispero» y dijo que los talibanes están «poniendo a prueba a la Otan» para ver si es capaz de soportar bajas.