Los demócratas presionan para conocer el análisis completo, a dos meses de las legislativas
Bush rechaza desclasificar todo el informe secreto sobre Irak
El presidente y Clinton se acusan mutuamente por el fracaso de la captura de Bin Laden Cuatro págin
El presidente George W. Bush no desclasificará el contenido íntegro del informe secreto que relaciona la guerra de Irak con un aumento del terrorismo islamista, pese a las presiones de los demócratas que ven ese documento una prueba del fracaso de la estrategia del Gobierno en el país árabe y una arma política a poco más de un mes de las elecciones legislativas. En rueda de prensa, y ante una sala abarrotada de periodistas, el portavoz de la Casa Blanca, Tony Snow, aseguró ayer que «desvelar toda la información pondría en peligro la vida de los agentes que elaboraron el análisis», además de suponer un riesgo para la seguridad nacional y la independencia de los servicios de inteligencia. Las declaraciones de Snow contrastan con la postura del Partido Demócrata, cuyos representantes exigieron la publicación total del informe al asegurar que «los americanos merecen saber la historia completa y no aquellas partes que la Administración Bush desea contar», en palabras del senador Edward Kennedy. La polémica sobre el informe comenzó el pasado fin de semana cuando se filtró a la prensa parte de su contenido. Entonces, Bush acusó de la filtración a sus adversarios políticos, aunque dos días después, y presionado por los demócratas, se vio obligado a desclasificar cuatro páginas de Tendencias en el terrorismo global: Implicaciones en EE.UU. Con las elecciones al Congreso del 7 de noviembre la información ha sido utilizada como arma arrojadiza por demócratas y republicanos. Mientras la oposición considera que el análisis demuestra el fracaso de la guerra de Irak, para Bush la situación en el país árabe «es una excusa como otra cualquiera porque los terroristas son ambiciosos y si no buscarían otro motivo». El controvertido informe viene a avivar la tensión entre los dos partidos mayoritarios, quienes desde hace meses luchan por demostrar su supremacía en materia de seguridad. Una batalla de la que no ha escapado el ex presidente Bill Clinton. Retirado de la escena pública, Clinton admitía la semana pasada en una entrevista televisiva haber fallado en su intento por atrapar a Osama Bin Laden, pero añadiendo que, a diferencia del Gobierno actual, al menos lo intentó. Una confesión que fue utilizada por el Partido Republicano para acusarlo de irresponsable y que fue rápidamente contestada por su mujer, Hillary Clinton, cuyo nombre resuena desde hace tiempo como próxima candidata a la presidencia. Subidas y bajadas El índice de popularidad de George W. Bush ha subido (44%, frente 41% de finales de junio) al mismo tiempo que el precio de la gasolina en EE.UU. tomó la dirección opuesta. Aunque la regulación de este mercado no entra en las prerrogativas presidenciales, muchos hablan de una manipulación política detrás del descenso de precios. Según un sondeo de USA Today/Gallup, el 42% de las personas consultadas consideraba que la Administración Bush «había manipulado deliberadamente los precios de la gasolina para que bajen justo antes de las elecciones». Los contratos de gasolina para entrega en octubre finalizaron a 1,5399 dólares/galón (3,78 litros), después de añadir unos 4 centavos al precio anterior.