Diario de León

| Análisis | Balance de cuatro años en el poder |

Desmontando al presidente

Neoliberalismo y corrupción se ocultan tras la imagen de padre de los pobres. La política impuesta por el líder del Partido de los Trabajadores ha llevado a los brasileños a un estado de decepció

Lula, en el mitin que tuvo lugar el pasado en un suburbio de São Paulo

Lula, en el mitin que tuvo lugar el pasado en un suburbio de São Paulo

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José Rabuñal - servicio especial | são paulo
León

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Una legislatura de hechos consumados, que han sumido en el fango a la vanguardia del petismo, y una emborronada plantilla con más anotaciones en el debe que en el haber han llevado al pueblo brasileño a un estado de decepción. Del Lulinha, paz y amor de la anterior campaña a un Lula que prefiere verse envuelto en zona roja por la simbología de su partido antes que afrontar un combate dialéctico con la oposición. Un acto de cobardía, pero también de conservadurismo. La esperanza venció al miedo, decía el eslogan de los comicios anteriores. Ahora, sosegada hasta la banca y visto con buenos ojos por los inversores internacionales, el problema es otro, porque la resignación y el pesimismo son dos perdigonazos incrustados en cada ala de la paloma. El veredicto de las urnas hará pensar que la mitad más uno de los brasileños apoyan al presidente obrero, valga la paradoja, pero eso no debería traducirse como patente de corso. Sería un peligro para el ya desprestigiado sistema político brasileño. He hecho cosas feas, pensaría el presidente, pero el pueblo me ha legitimado en las urnas. Desmontando a Lula: un partido de izquierdas que practica una política económica deliberadamente neoliberal. Los altos tipos de interés, en vez de estimular al empresariado local, empachan a los bancos y atraen a los especuladores. Pinceladas sociales, necesarias pero insuficientes, y asistencialistas: con el programa Bolsa Familia, millones de pobres disponen de un subsidio para llevarse a la boca un bocado de arroz e feijão, pero no se crean infraestructuras para que salgan de la miseria. En tres años, se redujo un 19 %, pero sólo medio punto más que en el anterior trienio. Acercamiento a los países subdesarrollados en política exterior: loable, pero poco efectivo a la hora de fomentar las exportaciones. Se buscan apoyos para ocupar sillones en organismos internacionales (cuando las necesidades internas son graves y urgentes) buscando visibilidad.

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