El candidato sorpresa

Cuando el candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña, Geraldo Alckmin, empezó su carrera electoral nadie apostaba por él y era visto como un pos-tulante destinado a perder frente a un Lula invencible. Escándalos de corrupción mediante, este médico de 53 años, casado y con tres hijos, ha logrado remontar posiciones hasta ponerse a tan sólo siete puntos de distancia del actual presidente. Alkmin fue un destacado opositor a la dictadura brasileña y tiene imagen de tecnócrata honesto y de buen gestor. Hizo su carrera en el estado de São Paulo, donde a los 19 años ya era concejal de un municipio. Luego fue alcalde, diputado estatal, vicegobernador y gobernador. También ocupó un escaño como diputado federal. Ferviente católico Ferviente católico, a Alckmin se le asocia habitualmente con el Opus Dei. «Ya ha comenzado la segunda vuelta, es la hora de sudar la camiseta para ser aún más dignos de la confianza de muchos más brasileños», dijo Alckmin el domingo. Algunos analistas manifestaron sorpresa por el crecimiento acelerado de la candidatura de Alckmin, especialmente cuando se tiene en cuenta el carácter poco combativo de su discurso político, considerado «tibio», y su conocida falta de carisma, lo que contrasta justamente con los puntos fuertes de Lula. El socialdemócrata venció sobre todo en zonas industriales y ricas. El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, candidato a la reelección el 29 de septiembre, afirmó ayer que enfrentará con renovado entusiasmo la campaña electoral para la segunda vuelta y que no tolerará dividir el país «entre ricos y pobres».