Una vecina encontró su cadáver con cuatro tiros en el ascensor de su casa de Moscú | Perfil |
Muere asesinada por encargo la periodista más crítica con Putin La mujer que probó el veneno del Kremlin
El Fiscal de Moscú y su periódico abren una investigación por «asesinato político»
La periodista rusa Anna Politkóvskaya, una de los informadoras más críticas con la política del presidente ruso, Vladímir Putin, en Chechenia, fue asesinada ayer en su domicilio en Moscú. El cuerpo de la periodista con cuatro impactos de bala fue hallado por una vecina hacia las cinco de la tarde (hora en Rusia) en el ascensor de su casa, un edificio de viviendas en el centro de Moscú. La policía, que encontró una pistola Makárova y cuatro casquillos de bala en el ascensor, busca a un joven de estatura media y complexión delgada, que llevaba sobre la cabeza una gorra de béisbol negra. «La mataron en el portal de su propia casa» tras regresar del supermercado, aseguró Dmitri Muratov, redactor jefe de Nóvaya Gazeta , la publicación bisemanal en la que escribía y que convocó una reunión extraordinaria de la redacción. «Este es un asesinato político. Ella era una mujer valiente que tenía muchos enemigos. Su muerte es una gran pérdida para la sociedad civil», narró Liudmila Alekséyeva, presidenta del Grupo Helsinki. «Los que encargaron el asesinato querían librarse de una periodista independiente y honesta», aseguró el director del centro de derechos humanos Memorial, Oleg Orlov. «Su asesinato es un golpe en el mismo corazón del periodismo ruso. No será posible compensar su pérdida, ya que no haya nadie como Politkóvskaya ni lo habrá nunca», dijo Igor Yakovenko, secretario general de la Unión de Periodistas de Rusia (UPR). El Fiscal de Moscú, Yuri Siomin, anunció la apertura de un proceso expediente penal por «asesinato premeditado» y añadió que «la versión que barajan los órganos de seguridad es que fue asesinada por el cumplimiento de su deber». La mayoría de los políticos rusos de todas las tendencias -oficialistas, nacionalistas o liberales- coincidieron al señalar que el asesinato había sido políticamente motivado. «Politkóvskaya era una mujer incómoda para muchos, puesto que escribía y decía aquello que no le gustaba al poder», declaró Luibov Sliska, vicepresidenta de la Duma y miembro del partido gubernamental Rusia Unida. La nota discordante la puso el líder del Partido Republicano, Vladímir Richkov, quien apuntó que tras el asesinato «vislumbra la pista chechena». El cumpleaños de Putin El asesinato de la periodista coincide con el 54 cumpleaños del presidente ruso y tiene lugar el día después de la onomástica de Ramzán Kadírov, el hombre fuerte de Chechenia, objeto de muchas de sus más aceradas críticas. «Este es un asesinato salvaje contra una periodista valiente y profesional», aseguró Mijaíl Gorbachov, ex presidente de la URSS, que adquirió recientemente el 10 por ciento de Nóvaya Gazeta . Gorbachov manifestó su confianza en que «el asesinato no quede sin castigo» y adelantó que el diario «conducirá una investigación independiente al respecto». «Todos debemos condenar lo ocurrido. Este es un golpe para la prensa independiente y democrática, pero también para Rusia y todos nosotros», señaló el ex mandatario. En sus libros, la periodista criticaba la política de mano dura de Putin en Chechenia y la participación diaria de los soldados rusos en el secuestro y violación de chechenes con el beneplácito de sus superiores. Politkóvskaya saltó a la fama internacional cuando fue elegida mediadora por el comando terrorista chechén que tomó en octubre del 2002 el Teatro Dubrovka de Moscú, donde más de 800 espectadores fueron retenidos durante tres días y que se zanjó con una toma brutal de las fuerzas de seguridad rusa, que gasearon el teatro con un anestésico para el que los servicios de emergencia situados en la calle no habían llevado el antídoto. Murieron 128 rehenes y los 41 teroristas. Anna Politkóvskaya creía que sus libros, críticos con el Kremlin y de denuncia de la situación en Chechenia, eran en realidad «una garantía» para su vida, que sabía amenazada. Politkóvskaya, que nació en Nueva York en 1958, había confesado en varias ocasiones haber recibido amenazas de muerte de los servicios secretos rusos, el Ejército y otras agencias de seguridad del estado a las que había criticado con dureza en sus artículos. Consciente de que su vida corría peligro, durante una conferencia de prensa en Madrid, el 28 de febrero del 2005, con ocasión de la presentación en España de su libro La Rusia de Putin , dijo que la publicación de esa obra en Occidente «no es solo una etapa más en mi trabajo, sino también una garantía contra cualquier desgracia que nos pueda suceder en Rusia». «Podríamos decir que es mi protección», dijo entonces Politkovskaya ante un grupo de periodistas españoles y rusos. Autora de cientos de artículos y muchos libros, traducidos a varios idiomas, entre ellos el español, comenzó a trabajar como periodista en el diario Izvestia en 1982 y desde 1999 escribía para Nóvaya Gazeta , la publicación más crítica con el Kremlin. O, como ella decía, «el único periódico opuesto al Gobierno que sigue vivo y no sabemos cuánto tiempo nos queda todavía, porque la libertad de la palabra parece que ahora se va a acabar en Rusia». La periodista, premio Vázquez Montalbán de Periodismo Internacional en el 2004, pasaba varios meses al año en Chechenia y otras repúblicas del Cáucaso norte ruso, como Daguestán e Ingushetia. Experta en el conflicto chechén, cobró gran notoriedad a raíz de su mediación en la toma de rehenes del teatro Dubrovka de Moscú, en octubre del 2002, señaló La periodista, que relató esta experiencia en sus libros, criticó la operación de rescate emprendida por los servicios de Seguridad rusos que se zanjó con 169 muertos: 128 rehenes y 41 terroristas. Posteriormente, a principios de septiembre de 2004 y cuando viajaba a cubrir el secuestro masivo por parte de un comando terrorista en la escuela noroseta de Beslán, donde iba también a ser mediadora, la periodista fue envenenada en el avión. Ayer, su voz se extinguió para siempre.