La francesa que mató a dos hijos y los congeló confiesa el crimen anterior de otro recién nacido

Véronique Courjault, una francesa de 38 años, ha confesado a la Policía Judicial de Tours un triple infanticidio. Estranguló a los dos bebés que aparecieron congelados este verano en su casa de Seúl, donde vivía expatriada con su marido. Al tercer recién nacido lo quemó en una caldera antes de trasladarse en agosto del 2002 a Corea del Sur. La infanticida, madre de dos chicos de 11 y 9 años, alegó que no quería tener más hijos. Al parecer, el esposo, Jean Louis Courjault, no estaba al corriente de nada. De hecho, este ingeniero de 40 años, que desarrollaba motores diesel para Hyundai, fue el arranque involuntario del caso. El pasado 23 de julio abrió el congelador de su domicilio en Seúl para guardar el pescado que le había encargado su profesor de coreano y realizó un macabro descubrimiento: dos pequeños cuerpos humanos helados, que tenían todavía un trocito de cordón umbilical, impregnados de sangre y líquido amniótico. Uno estaba envuelto en una bolsa de plástico de un supermercado. El otro, enrollado en una toalla de baño. Denunció el hallazgo a las autoridades. Las pruebas de ADN efectuadas por la policía científica coreana mostraron que los bebés congelados eran hijos del matrimonio. Nuevos análisis genéticos realizados por laboratorios franceses ratificaron esa conclusión con un 99,999% de probabilidades. El martes, nada más conocer el resultado, la policía detuvo a la pareja. En comisaría, la mujer se derrumbó al cabo de largos interrogatorios. Cuando los agentes le preguntaron por qué no había entregado a sus hijos a un orfanato, se echó a llorar y confesó la autoría del doble infanticidio coreano, uno en 2002 y el otro a finales de 2003.