Putin justificó la norma diciendo que con ella se evita a los terroristas
Decenas de oenegés quedan sin efecto ante una nueva ley rusa
Para los críticos, el Kremlin pretende que los grupos no sean financiados desde el exterior
Decenas de organizaciones no gubernamentales se verán obligadas a clausurar sus misiones en Rusia, después de que finalizara el plazo dado por Moscú para inscribirse en un registro como les exige la polé-mica ley sobre la oenegés, que refuerza su control por parte del Estado, aprobada el pasado enero. Entre las afectadas por la medida están Human Rights Watch (HRW) y Amnistía Internacional. Sólo 80 organizaciones no gubernamentales extranjeras han conseguido registrarse bajo la nueva ley y otras 72 están en trámites para hacerlo, aunque ayer finalizó el plazo para inscribirse en el nuevo Servicio Federal de Registros, que se ocupará de su inspección, según fuentes oficiales. Las que no se inscriban funcionarán como personas jurídicas. Muchas oenegés se han quejado de que la ley, aprobada a principios de este año con el apoyo del presidente Vladimir Putin, impone nuevos y estrictos requisitos burocráticos que pueden ser interpretados de manera arbitraria por las autoridades federales rusas. Miembros de Human Rights Watch han asegurado que a pesar de sus múltiples esfuerzos durante los últimos meses, no han podido asegurar su registro. «Lo hemos estado intentando durante los últimos dos o tres meses. Han cambiado las listas de documentos que solicitan», aseguró Sasha Petrov. Por su parte, Amnistía Internacional tampoco ha conseguido persuadir el Ministerio de Justicia para poder cumplir el registro. «Con un poco de suerte, nos darán un mes extra para completar nuestro registro», explicó una portavoz de la organización, Elena Franklin. El Gobierno ruso inició a finales del 2005 en el marco de su lucha contra el terrorismo un endurecimiento de la ley de las oenegés, que fue diseñada por Rusia Unida, el partido del Kremlin que controla la Duma. Putin justificó la nueva norma argumentando que el objetivo era impedir que fueran empleadas para actividades terroristas, espionaje y lavado de dinero. Pero para sus críticos, el fin de esta ley es impedir la financiación exterior de las organizaciones no gubernamentales implicadas en la vida política. S= El Kremlin no quiere ver repetido en Rusia el escenario revolucionario de Georgia, Ucrania y Kirguizistán, donde las oenegés financiadas por Occidente jugaron un papel fundamental. La ley provocó una ola de críticas de los gobiernos occidentales que temieron un recorte de las libertades civiles. Putin se vio obligado a reelaborar y suavizar el proyecto de ley de diciembre del 2005.