Diario de León

Israel y Rusia se debaten entre un particular sentido del humor

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Rafael M. Mañueco - corresponsal | moscú
León

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La megafonía sigue jugando malas pasadas a los políticos. El último en extralimitarse en sus declaraciones sin darse cuenta de la presencia de micrófonos aún encendidos ha sido el presidente Vladímir Putin, quien el pasado miércoles recibió en el Kremlin al primer ministro israelí, Ehud Olmert. Al final del encuentro, cuando ya estaban despidiéndose, Putin le pidió a Olmert que saludara al presidente de Israel, Moshé Katzav, de su parte y que le diese ánimos ante el trance que está atravesando. Por cierto, dijo el máximo dirigente ruso, «ha resultado ser un tío potente, forzó a diez mujeres. Nunca hubiese esperado de él nada parecido. Nos ha sorprendido a todos, dígale que le envidiamos». La Policía israelí aconseja el procesamiento de Katzav, a quien se acusa de acoso sexual y violación. Las palabras pronunciadas por Putin el miércoles fueron recogidas este jueves por el diario ruso «Kommersant», cuyo corresponsal, Andréi Kolésnikov, fue uno de los periodistas que pudieron oír casualmente su conversación con Olmert. Algunas publicaciones digitales rusas vaticinaban una auténtico escándalo en Israel y en Occidente por los comentarios del jefe del Kremlin. En Rusia, sin embargo, poca gente se ha escandalizado. La mayoría de los radioyentes que mantuvieron contacto telefónico con la emisora Eco de Moscú dijeron que Putin «bromeaba», que su propósito era «solamente hacerle reír» a Olmert, quien, según Kommersant, está sufriendo las consecuencias de la polémica que ha levantado la conducta de Katzav en una sociedad de conductas muy severas

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