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Advierten de que o explican para qué están en Afganistán o tendrán graves problemas

Líderes religiosos de Herat piden a los españoles que aclarensu misión

La provincia, una de las más seguras, podría dejar de serlo porque los talibanes avanzan desde el sur Indig

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David Beriain - enviado especial | herat
León

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Todos coinciden. Los líderes religiosos suníes, los chiíes, el que fuera el amo y señor de esta tierra, Ismail Khan, incluso los periodistas locales. Herat es menos seguro de lo que era hace un año, cuando la Brilat patrullaba estas calles para asegurar el transcurso de las elecciones legislativas y cuando perdió a doce de sus soldados en aquel trágico accidente de los helicópteros Cougar. Varios atentados suicidas, algunos ataques a las tropas de la coalición y la violencia entre clanes y entre suníes y chiíes han aumentado el peligro. Aún así, Herat sigue estando entre las zonas menos violentas de Afganistán, pero la situación podría cambiar en breve. Los talibanes empujan desde la sureña provincia de Farah, para muchos «uno de los lugares más peligrosos del país» y que ahora vuelve a estar bajo la res-ponsabilidad de la Brilat. En lo que no coinciden los líderes de Herat es en su valo-ración de la presencia internacional, y en concreto de la española. Los mulás son bastante más críticos que los políticos y advierten de que o el Ejército aclara su misión y explica que ha venido a Afganistán a ayudar, o tendrá graves problemas. El «emir» Khan Son apenas las nueve de la mañana y a la puerta de la casa más grande de Herat se agolpan hombres con turbantes y mujeres con burkas. Todos vienen a ver al gran hombre, a aquel que llaman emir, el título de poder más alto en la cultura islámica. Es Ismail Khan, quien gobernó durante años el oeste de Afganistán como si fuera su casa. «La seguridad ha empeorado mucho y no creo que vaya a mejorar pronto», dice. Sin embargo, tiene buenas palabras para los destacamentos españoles. «Están trabajando por la seguridad del país», asegura. A pocos kilómetros, el mulá Azizullah Nayafi, uno de los principales líderes chiíes y diputado, está de acuerdo en que la situación ha empeorado, pero no con respecto a los españoles. «La gente no tiene clara la política del Gobierno de España. Para qué han venido aquí. Esperan resultados». En esto (y en poco más) coincide con el líder suní, el mulá Gazi Nazir Ahmad, un parlamentario antiguo muyahidín que perdió una pierna luchando contra los soviéticos. «Nosotros los afganos somos como un pájaro que ha hecho su nido. Si pensamos que otro viene a quedarse en nuestro nido, luchamos. No tenemos claro si las fuerzas internacionales han venido a ayudar, a quedarse, o a invadir. Yo mismo se lo pregunté al jefe de la Isaf. ¿Y los españoles, a cuál de estas cosas han venido?», interroga. «Estoy completamente en desacuerdo con los mulás», dice Besir Begzad, un influyente periodista local. «La gente está contenta con los españoles. Aquí en Herat, desconocen un poco su labor porque no salen tanto como en Baghdis, donde llevan a cabo muchos proyectos», asegura. El gobernador de Herat, Sayed Huseín Anuari, también dis-crepa de los mulás. «Lo mejor que podía hacer Dios con esos mulás es llevárselos. Las tropas internacionales son necesarias. Y los españoles están haciendo un gran trabajo», dice.

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