«Volveré a Gaza, ya que salir corriendo no es la solución»

Roberto Vila Sexto se encontraba ayer en la ciudad cisjordana de Ramala, donde vive desde hace más de dos años. A pesar de que su rostro refleja cierto agotamiento atiende amable y cariñoso a todo aquel que se le acerca. Cada cinco minutos aparece un amigo o conocido para darle un afectuoso abrazo y una enseguida se da cuenta del aprecio que los palestinos tienen hacia el ourensano, jefe de la misión de Asamblea de Cooperación Por la Paz (ACPP), secuestrado el lunes durante siete horas . -¿Cómo te sentiste en el momento del secuestro? -Fue un momento confuso y se te contagia su nerviosis-mo. Yo les decía: «Soy español trabajo para una oenege ¿qué estáis haciendo?» Entre los cuatro había alguno más tranquilo que me sonreía como diciendo «no pasa nada, tranquilo». -¿Fueron violentos? -En ningún momento fueron violentos. Ni siquiera me tocaron para guiarme. Sólo un poco para meterme en el coche. -¿Dónde te escondieron? -Me llevaron a un olivar, en la zona de la ciudad de Deir al Balah (centro de la franja de Gaza) hasta que cayó la noche y empezó hacer frío y nos metimos en una casa. -¿Dices que te quedaste dormido cuando estabas secuestrado? -Ví el día perdido, no me daba la impresión de que me fuesen a soltar esa noche. Entonces me dieron una manta, cenamos y charlamos un rato. Me sentía un poco raro, estaba resfriado, creo que fue por la tensión y el frío y me quedé dormido. -¿Cómo te relacionabas con ellos? -Hablábamos como podíamos y de lo que podíamos. El chico que me custodiaba sabía un poco de inglés. Era tímido, pero amable. Las respuestas que daba a mis preguntas eran confusas. Quizás no sabía nada o no quería meterse en problemas. -¿Te gustaría saber quién ha sido? -En cierto modo me da igual. No me han hecho nada grave o nada tan grave que dañe mi integridad. Yo sé lo que necesito saber. Sé de donde derivan estos comportamientos y para mi trabajo sólo necesito saber eso. -¿En qué pensabas duran-te las horas que estuviste secuestrado? -En mi familia. Les pedí un teléfono para llamarles. No me lo daban, pese a que me lo habían prometido. Se cual es la sensación desde fuera porque pasé por una circunstancia parecida con una amiga. Aquello duro tres días y fue el equivalente a 30. Para mí ayer (por el lunes) fueron siete horas, pero para mis padres, hermanos y amigos seguro que fueron 70. -¿Como reaccionaron tus padres cuando hablaste por primera vez con ellos? -Estaban tranquilos, después de toda la tensión se encontraban más relajados. Ellos saben lo que hago aquí y lo respetan. Se fían y si les digo que no pasa nada, es que no pasa nada. El cónsul me paso por teléfono a mi padre que estaba un poco nervioso pero bien, contento de que hubiese terminado todo. -¿Volverás a Gaza? -¡Por supuesto! A no ser que me lo prohíba mi organización, el Consulado de España o que haya algo que escape a mi control, yo tengo que estar allí. Además tene-mos un proyecto financiado por la UE y con la Media Luna Roja. Volvere a la franja de Gaza. Tengo que estar allí y la presencia de nuestra organización y otras es fundamental. Salir corriendo no es la solución. -¿Te tomarás unas vaca-ciones tras lo ocurrido? - No, yo ya estuve de vacaciones el mes pasado. Ahora tengo que trabajar.