Los talibanes reivindican su ataque más letal en la provincia de Herat
No tardaron ni 24 horas. Los talibanes se pusieron el viernes en contacto con periodistas locales y reivindicaron el ataque que costó la vida el jueves a 6 policías afganos en la provincia de Herat. Una provincia hasta ahora tranquila y donde tiene su principal base el contingente español y donde se encuentran desplegada la Fuerza de Reacción Rápida de la Brilat. Según pudo saber este periódico, fue el portavoz habitual de los talibanes, Qari Yusuf Ahmadi, quien llamó a través de su teléfono vía satélite para asumir la que hasta ayer es la acción más violenta del movimiento insurgente en la provincia de Herat. Los talibanes se han hecho fuertes en la provincia de Farah, la más al sur del área de responsabilidad española, pero hasta ahora se habían prodigado poco en Herat. De hecho, de los más de cien incidentes violentos ocurridos en esta provincia desde el 2001, los talibanes sólo habían reivindicado dos. Emboscada La del jueves fue una emboscada en toda regla. Dieciocho personas viajaban en dos vehículos grandes, de nueve plazas cada uno. Les esperaban ocho milicianos que atacaron el primer vehículo con ametralladoras. Mataron a seis policías, entre ellos al comisario del distrito de Adraskán, Mohamed Sadiq, e hirieron a otros tres. Curiosamente los supervivientes identificaron a los asaltantes como «gente de Shindand». Esta localidad fue noticia hace diez días por la ola de violencia tribal que estalló tras la muerte de los dos señores rivales de esta zona al sur de la provincia de Herat, Arbo Bashir y Amanulá Khan. Este último era conocido en el contingente español como «Manolo» y era uno de sus mejores aliados. Considerado en un principio como un peligro, Khan pasó a ser «amigo» después de que los médicos españoles le salvaran la vida tras un atentado llevado a cabo por clanes rivales. «Manolo» era importante porque había sido un antiguo comandante talibán y, con su influencia y su actitud proespañola, frenaba el ascenso de los insurgentes desde el sur. Era «el colchón antitalibán», según palabras de los mandos españoles. Su muerte dejó un vacío de poder importante en esta zona limítrofe con la conflictiva provincia de Farah, donde los talibanes han demostrado una fuerte presencia y que cada jornada que pasa hacen más ostensible su dominio con acciones. Sea por la pérdida de ese «colchón» o sea porque, como opinan otros en la zona, la gente de Khan nunca cortara del todo sus lazos con los talibanes, lo cierto es que el ataque del jueves supone uno de los golpes más agresivos y cercanos a la base española de Herat llevados a cabo por los insurgentes. Y confirma algunos de los temores que los mandos españoles tenían acerca de la inestabilidad que podría traer la muerte de «Manolo» a la provincia de Herat.