Bush tiende la mano a Pelosi y se abre a cualquier idea sobre Irak

George W. Bush y Nancy Pelosi, próxima presidenta de la Cámara de Representantes, prefirieron ayer enterrar el hacha de guerra en su primer cara a cara tras las elecciones legislativas que barrieron a los republicanos. Condenados a entenderse durante los próximos dos años, cuando Bush dejará la Casa Blanca, ambos se comprometieron a superar sus diferencias y trabajar codo con codo para solucionar los problemas del país. Horas antes, y en el mismo tono conciliador, el presidente dijo estar «abierto a cualquier idea o sugerencia» para intentar remediar la situación en Irak. Bush parece haber captado el mensaje de los ciudadanos, aunque tampoco le queda más remedio, y ha comenzado esta nueva era en la que los demócratas controlarán el Capitolio con buena disposición. «Las elecciones ya han quedado atrás pero los desafíos aún están ahí y vamos a trabajar juntos de forma constructiva para solucionar los problemas, aunque no estemos de acuerdo en todo», dijo al lado de Pelosi tras un almuerzo de trabajo. Discutir las diferencias Por su parte, la primera mujer que presidirá la Cámara Baja, segunda en la línea de sucesión presidencial tras Dick Cheney, reconoció que «tenemos diferencias y las vamos a discutir». «Entiendo mi responsabilidad, soy presidenta de la Cámara, no sólo de los demócratas», reiteró Pelosi, férrea crítica de Bush a quien ha llamado, entre una larga lista de descalificativos, «incompetente». No obstante, y a pesar de las voces que se oyen en el seno de su partido, esta «dama de hierro» de 66 años descartó que vaya a iniciar un proceso de destitución (impeachment) contra Bush por la guerra en Irak». Lo he dicho y lo voy a volver a decir: el juicio político (a Bush) no está en la mesa», señaló el miércoles por la noche. Lo que sí hará es más caso a sus compañeros de filas y abrirá varias comisiones de investigación para identificar la responsabilidad en crisis como la provocada por el huracán Katrina o escándalos como los protagonizados por la compañía Halliburton o el ex congresista Mark Foley. En sus «primeras 100 horas» al frente de la Cámara, la representante por California quiere además poner en marcha la agenda demócrata conocida como «Seis para el 06»: subir el salario mínimo, dotar al sistema energético de mayor independencia, reducir el costo de las medicinas subvencionadas por el gobierno, mejorar las escuelas, reformar las pensiones y hacer Estados Unidos más seguro, esto último a través de poner en práctica todas las recomendaciones que hizo la comisión que investigó los atentados del 11-S. Además de estos asuntos prioritarios, Pelosi luchará para aumentar los fondos federales para investigar con células madres (limitados ahora por la Administración Bush). Una de las ausencias más notorias de su agenda es el tema migratorio, que movilizó el voto hispano a su favor. Otro de sus cometidos será repartir los diecinueve comités de la Cámara entre sus colegas demócratas. «Transición sin fisuras» El Pentágono prometió ayer trabajar por una «transición sin fisuras» entre el cesado Donald Rumsfeld y sus sustituto, el ex jefe de la CIA Robert Gates. Gates deberá pasar por la aprobación del Senado antes de empezar formalmente su liderazgo en el tema de Irak. Para ello el presidente deberá negociar antes con los demócratas, mayoría ahora en la Cámara.