La derecha tendrá que ponerse las pilas y disimular sus divisiones

La aplastante victoria de Ségolène Royal no ha sido una buena noticia para la derecha, que esperaba tenerla como rival en las presidenciales pero después de una segunda vuelta que la hubiera debilitado a ella y dividido a los socialistas. La contundencia del resultado ha provocado un cierto nerviosismo entre los próximos a Nicolas Sarkozy, que consideran al ministro del Interior y presidente de la UMP «el candidato natural». Sus consejeros considera-ban ayer «urgente ponerse en marcha», pues se acentúan las divisiones internas: al puesto de candidato, que será anunciado en enero, empiezan a salirle pretendientes que pueden complicar la procla-mación de Sarkozy. La ministra de Defensa, Michelle Alliot-Marie, le plantó cara en la última reunión del comité nacional del partido y no renuncia a sus aspiraciones; tampoco el primer ministro, Dominique de Villepin, quien mantiene la ambigüedad sobre sus intenciones. Y para amargarle más la vida, Bernadette Chirac ha vuelto a lanzar la posibilidad de que su esposo aspire a un tercer mandato. En cuanto a Royal, hay quienes la ven «peligrosa» y quienes la califican de «incapaz». Otros se sorprenden de haber visto «por primera vez al ala derecha tomar el poder en el PS» sin que falte el toque machista de un próximo a Sarkozy: «Enfrentarse a una mujer en las presidenciales es un problema que podremos resolver». En definitiva, todo un reto para las presidenciales galas y para elfuturo del país