Cerrar
Publicado por
Rosa Paíno - redacción
León

Creado:

Actualizado:

Tres destinos aguardan a los enemigos de Putin: el exilio, la cárcel o la tumba. No hay más que ver los casos del oligarca Boris Berezovsky (exiliado) o el ex presidente de Yukos Mijaíl Jodorkovski (en una cárcel de Siberia). Hasta 1998, el coronel Alexander Litvinenko era uno de los colegas de Putin en el KGB, pero decidió contar lo incontable y el colegueo se acabó. Ese año, Litvinenko denunció que el Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB, heredero de la KGB), dirigido entonces por Putin, había recibido la orden de asesinar a Boris Beresovky, otrora amigo de Putin. Una salida rápida Cuatro meses después, era detenido bajo los cargos de abuso de poder. Recurrió los cargos, pero poco después le atribuyeron nuevos delitos, y en el 2000 él y su familia abandonaron Rusia con destino a Londres. Desde el exilio, continuó denunciando las malas artes de sus ex colegas y en el libro Blowing up Russia sostuvo que los atentado a viviendas en 1999 en Moscú y San Peterburgo, que supusieron un pretexto para la segunda invasión de Chechenia, fueron perpetrados por los servicios secretos y no por terroristas chechenos. Luego dijo que la FSB había creado una célula secreta para realizar asesinatos por encargo de Moscú

Cargando contenidos...