LAS ACTIVIDADES DEL ESPIONAJE RUSO
El fantasma de la KGB resucita viejos temores en Europa
La enigmática muerte por envenenamiento de un ex espía ruso en Londres ha resucitado en Europa viejos temores de que la mano del KGB, los desmantelados servicios de inteligencia soviéticos, sigue actuando en las sombras para eliminar a los adversarios del Kremlin. Así lo aseguró Litvinenko en su carta póstuma y esa es también la opinión del entorno del ex agente. El hecho de que sea la unidad antiterrorista de Scotland Yard quien tenga en sus manos la investigación sugiere que la policía también sospecha que el envenenamiento no fue causado por una mala comida en el restaurante japonés de Londres donde almorzó el ex espía, el 1 de noviembre. Tanto la prensa británica como la europea han recor-dado decenas de casos de opositores que eran «incó-modos» para el Kremlin y que aparecieron un buen día muertos. También a los periodistas «demasiado curiosos», como Dmitri Jrolodof, que investigaba la corrupción en el ejército ruso, que saltó un día por los aires, o el reciente asesinato de Politkovskaya. Aunque no hay ninguna prueba de la mano de Moscú en este intento de asesinato, los diarios británicos han alertado acerca del aumento de operaciones de los servicios de inteligencia rusos en Gran Bretaña. Un diario tan poco alarmista como el serio Financial Times destacó en un artículo que «hay creciente evidencia de que los servicios de espionaje rusos han fortalecido sus actividades en Londres en los últimos años», advierte el rotativo. Las operaciones en Gran Bretañade los servicios de espionaje rusos son llevadas a cabo por el Servicio Federal de Seguridad (SBS), la agencia de espionaje de Rusia en el exterior, y por el servicio de espionaje militar, el GRU. Sus actividades se orientan en tres direcciones: la obtención de información del Gobierno, la recopilación de datos científicos y tecnológicos importantes, y el seguimiento de disidentes en Londres. «Los rusos se han vuelto más activos, particularmente en áreas que consideran estratégicas, como la energía y la banca», explicaba al Times el experto en espionaje cor-porativo Stuart Poole-Robb.