El juez Juan Guzmán Tapia, que abrió el primer proceso en Chile contra el general Augusto Pinochet, tiene la convicción de que el ex dictador murió en deuda con la Justicia. Guzmán Tapia asegura que ya «tenía esa convicción» desde el sumario en el que, por primera vez, un magistrado chileno puso bajo arresto a Pinochet, durante seis semanas, entre febrero y marzo de 2001. Pinochet negó ante el juez haber ordenado los más de 100 asesinatos que cometió la 'Caravana de la Muerte', una comitiva militar que recorrió el país en los comienzos de su dictadura (1973-1990). «Pero usted sabe que la mayoría de las personas que son interrogadas por crímenes niegan su participación en los hechos», recuerda el juez, al reafirmar su certeza sobre la responsabilidad criminal del fallecido ex dictador.
, señala Guzmán Tapia, a quien los estudiantes de derecho que asisten a sus clases siguen llamando juez, pese a que se retiró del Poder Judicial en abril de 2005. Guzmán Tapia sostiene que su decisión fue «la correcta» cuando inculpó a Pinochet en un segundo proceso por los desaparecidos que dejó la 'Operación Cóndor', un plan coordinado de represión que aplicaron las dictaduras militares sudamericanas para eliminar a sus opositores.
Duras críticas La Corte Suprema cerró sin castigos el caso de la 'Caravana de la Muerte' cuando aceptó, en julio de 2002, que Pinochet padecía una demencia moderada. El proceso por la 'Operación Cóndor' también fue archivado tres años después. Por eso y por la actuación que el Poder Judicial tuvo durante la dictadura, el retirado juez de 66 años no duda en criticar a las cortes. «En Chile hubo denegación de justicia durante la dictadura al rechazarse más de 10.000 recursos de amparo, lo que significó la muerte, el secuestro y la tortura de miles de personas», indica. «Tengo la conciencia absolutamente tranquila y siento que éste ha sido uno de los actos más comprometidos que he desarrollado>, afirma Guzmán Tapia, pese a que no logró condenar a Pinochet.