Moscú busca un pacto con Minsk antes de cortarle mañana el gas

La delegación del Gobierno de Bielorrusia llegó ayer a Moscú para un último intento de arrancar un acuerdo sobre el precio del gas ruso a tres días de que acabe el ultimátum lanzado por el gigante ruso Gazprom, que advirtió sobre «penurias» en Europa si cierra el grifo del gas y no se consigue cerrar un acuerdo favorable para los intereses de los exigentes soviéticos. Pero anoche reinaba el pesimismo. Desde Minsk, el presidente bielorruso, Alexandre Lukashenko, afirmó que su país «no cederá al chantaje de Rusia». «Nos cobijaremos en refugios pero no cederemos», sentenció. Mientras, Gazprom alejaba la posibilidad de lograr un acuerdo. «Las declaraciones que estamos oyendo desde Minsk , como «no tendremos escasez de gas simplemente porque tenemos envíos de tránsito'» no dan mucha cabida al optimismo», manifestó un portavoz. Mañana caduca el actual contrato entre ambos países. Rusia ha amenazado con cortar los suministros de hidrocarburo al país vecino a las 7.00 Gmt. (una hora más en España) del 1 de enero. Por su parte, Bielorrusia ha amenazado con interrumpir los que pasan por su territo-rio hacia Europa. Ya ocurrió con Ucrania Rusia, que tiene unas enormes reservas de gas, suministra a Europa un cuarto de este combustible, a más de 20 países. El 80% transcurre por territorio ucraniano y el resto por Bielorrusia. La Comisión Europea y Alemania han pedido a Moscú y a Minsk que arreglen sus diferencias para evitar cualquier interrupción en los suministros a Europa, como ocurrió en enero del 2006 por un conflicto similar con la ya excindida Ucrania.