El ministro somalí de Interior aboga por la anexión del país a Etiopía
La población somalí mira con escepticismo los primeros pasos que ha dado el Gobierno para normalizar el país, y las declaraciones oficiales sobre una posible unión con Etiopía sólo están generando confusión. Una ofensiva por aire y por tierra lanzada por Etiopía el 24 de diciembre consiguió desalojar a los combatientes islámicos de todos los territorios que controlaban, después de haberse convertido en el poder más extenso que tenía Somalia desde hace quince años. La operación permitió también que el Gobierno provisional, elegido en el 2004, haya dado los primeros pasos hacia la normalización de un país que desde 1991 estaba a merced de ejércitos particulares. Pero el papel que ha tenido Etiopía en esta etapa histórica de Somalia no termina de convencer a muchos somalís. «Etiopía es el peor enemigo que tenemos», dijo hoy a Efe Dahir Shidane Halane, un habitante de Mogadiscio de 60 años que ha visto desfilar por esta capital a muchos ejércitos privados, a los milicianos islámicos y, ahora, a los soldados etíopes. Recelos y más recelos El ministro somalí del Interior, Hussein Aideed, alimentó aún más los recelos cuando en una reunión con líderes de los clanes de Mogadiscio dijo ayer que Somalia terminará uniéndose a Etiopía para formar un sólo país. «Tenemos 2.000 kilómetros de frontera con Etiopía, hay dos millones de refugiados en Etiopía, nuestra gente usa pasaporte etíope para viajar por el mundo, los dos ríos somalís vienen de Etiopía... Queremos eliminar la frontera y convertirnos en un sólo país», afirmó el ministro. «Habrá una bandera, una moneda y un Ejército nacional, y seremos un sólo país», agregó. Sus palabras no fueron recibidas con buen ánimo entre los restantes miembros del Gobierno, y en Mogadiscio desataron varias protestas callejeras que anoche ya habían cesado. El portavoz gubernamental, Andulrahman Dinari, calificó de «idea individual» los comentarios del ministro Aideed, e insistió en que no representaba