Los milicianos islámicos somalíes vuelven a enfrentarse a las tropas del Gobierno en la frontera de Kenia

Tres personas murieron en los combates que se registraron ayer en el sur de Somalia entre soldados del Gobierno de transición, apoyados por tropas etíopes, y unos 300 milicianos islámicos que se han atrincherado en la zona de frontera con la vecina Kenia, confirmaron ayer fuentes locales. Los enfrentamientos se produjeron en los alrededores de la aldea de Sanguni, a las afueras de Ras Kamboni, el último reducto de las milicias de la Unión de Tribunales Islámicos, que se baten en retirada desde que el Gobierno y las fuerzas etíopes lanzaran una ofensiva terrestre y aérea el 24 de diciembre pasado. El Gobierno anunció ayer que efectuará este fin de semana intensos bombardeos aéreos y ataques de infantería contra las posiciones de los milicianos islámicos, a los que conminó a rendirse o «ser arrojados al mar». Los Tribunales Islámicos se habían apoderado en junio pasado de Mogadiscio, la capital de Somalia, y otras ciudades estratégicas del sur del país, donde impusieron un régimen integrista basado en la «sharia» (ley islámica) e intentaban hacerse con el resto del territorio. Etiopía se involucró en el conflicto al sentirse amenazada por el avance de los militantes islámicos, que eran pertrechados y apoyados por fuerzas de Eritrea, su antigua enemiga, con la que aun mantiene una disputa por la delimitación de su frontera común. Pese a haber sido desalojados de Mogadiscio y el puerto de Kismayo, principal acceso marítimo del sur somalí, los milicianos islámicos han prometido lanzar una guerra de guerrillas inspirada en la que se registra actualmente en Irak y para la cual han recibido el apoyo, al menos moral, de Al Qaeda. En un comunicado a través de internet, el movimiento deBin Laden instó el viernes a los combatientes islámicos somalíes a emboscar, plantar minas terrestres y lanzar ataques suicidas contra las «fuerzas invasoras de los cruzados etíopes que han violado el suelo de la amada Somalia musulmana». Los ataques guerrilleros comenzaron ya el pasado fin de semana, cuando un miliciano islámico abrió fuego contra un convoy militar en Jilib.