Un ex preso vuelve a Guantánamo para exigir que se cierre la cárcel
El 11 de enero del 2002 los primeros reos de la «guerra contra el terrorismo» llegaron a la base. Cinco años después, Washington sigue haciendo oídos sordos a las muchas críticas Casi todos
Más de dos años después de ser liberado de Guantánamo, Asif Iqbal, de 25 años, intentará acercarse hoy a las puertas de la cárcel donde Estados Unidos mantiene detenidos a 395 acusados de terrorismo, para exigir su cierre junto a familiares de otros prisioneros y un grupo de pacifistas. «Hace ya más de dos años que salí de Guantánamo, pero no hay un día ni un momento que no lleve a Guantánamo conmigo. He venido a exigir la clausura de la prisión», relató el martes este joven británico de origen paquistaní en una rueda de prensa organizada en La Habana con apoyo del Gobierno cubano. «Ahora soy libre (...) Si llego ahí y puedo ver algo de la prisión va a ser muy emocionante», afirmó. Iqbal fue capturado en Afganistán por la Alianza del Nor-te y entregado a soldados de EE.UU. cuando tenía 20 años. «Estaba visitando el país, me agarró la guerra y terminé en una prisión afgana. Los estadounidenses vinieron a la cárcel y me llevaron a Guantánamo», explicó. Vestido con la camiseta azul del club de fútbol inglés Chelsea y un pantalón informal, Iqbal, de espesas cejas negras y prolija barba, aseguró que durante su encarcelamiento en la base naval estadounidense fue torturado y forzado a confesar que era miembro de Al Qaida, aunque luego fue liberado sin que se le presentara ningún cargo. Torturado hasta confesar Según Iqbal, sus carceleros le mostraron un vídeo donde aparecían unas cien personas junto a Osama Bin Laden y Mohamed Atta, uno de los autores de los atentados del 11-S, y le acusaron de ser uno de los participantes en ese encuentro, durante el cual supuestamente se planificaron los ataques. «Fui torturado hasta que confesé que era miembro de Al Qaida», pero luego las au-toridades británicas probaron que en la fecha de dicha reunión se encontraba en Inglaterra, por lo cual fue liberado. «Me ponían en posiciones de estrés, con las manos atadas a los pies durante horas, días, con música alta, disparos de luces, en temperaturas extre-mas, de calor y frío», afirmó el protagonista del documental The Road to Guantanamo, que fue proyectada ayer cerca de la prisión. Dos familiares de un dete-nido en Guantánamo, Omar Deghayes, también llegaron desde Dubai a Cuba para exigir el cierre de la prisión, al igual que la pacifista estadounidense Cindy Sheehan, que perdió un hijo en Irak, y otros activistas de derechos humanos de EE.UU. «Le pregunto a George W. Bush, que también es padre, que tiene hijas, ¿qué sentiría usted si una de sus hijas fuera encarcelada en un lugar tan horrible?», dijo Zohra Zewawi, madre de Omar Deghayes, con el cabello cubierto por un velo y los ojos llenos de lágrimas propias del sufrimiento.