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| Análisis |

Irak ya no volverá a ser el mismo país

Bush ya adelantó tras el envío de más tropas que aumentará la violencia y habrá muchas más bajas

Publicado por
Ángela Rodicio
León

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Una vez dijo Churchill que la hierba puede volver a crecer en el campo de batalla pero no bajo la horca. Desconocía el caso de Sadam. Otro inglés, el analista y experto en Irak Patrick Cockburn, escribía premonitoriamente: «Hace falta ser un verdadero genio para crear un mártir de Sadam Huseín. Un hombre que ha muerto ahogado por la sangre de su propia gente, que se negó a luchar por él contra la invasión norteamericana hace casi cuatro años. Su tumba en su aldea de Awja ya se ha convertido en un lugar de peregrinaje para los cinco millones de suníes que son el meollo de la resistencia». Para retomar la desastrosa -y lucrativa al mismo tiempo- marcha del conflicto, George W. Bush ha anunciado el envío de 21.500 soldados a la antigua Mesopotamia, la tierra entre dos ríos, que no ha parado de ver, en toda su existencia, cómo llegaban tropas con armas y bagajes a su territorio, para marcharse después con otro tipo de bagaje, el emocional que acompaña a las derrotas. Bush ha lanzado con ello dos señales. Una: más que a los neorrealistas de la comisión Baker-Hamilton, que le recomiendan negociaciones y retirada, ha hecho caso de sus filósofos neoconservadores: defensores a ultranza de una lucha titánica por salvar lo que parece irrecuperable. Dos: ya ha adelantado que aumentará la violencia, y que las restricciones de fuego a las tropas serán menores. Prepara a la opinión pública para más bajas. ¿Por qué intentarán hacerse con Bagdad, barrio por barrio, incluyendo Sadr City, donde viven dos millones de chiíes y 50.000 milicianos armados hasta los dientes? Sea como sea, Irak ya no volverá a ser el mismo país.