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Sean Connery fue investido sin pensar que representa el espíritu nacionalista escocés

Publicado por
Imanol Allende - corresponsal | londres
León

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El Tratado de la Unión de 1707 significó el fin de Inglaterra y Escocia como dos estados independientes y el nacimiento de Gran Bretaña (junto con Gales). Fue, según algunos historiadores, sencillamente un matrimonio de conveniencia. Aunque ambos habían compartido un monarca durante casi cien años continuaron gestionándose como dos naciones independientes. El tratado fue ratifi cado en Escocia el 16 de enero de 1707 y en marzo por Inglaterra. Compuesto por 25 artículos, en éste se indica que «un Estado unido no sólo llevará paz a los hogares de ambos lados de la frontera, sino también riqueza y seguridad frente a los enemigos extranjeros». Pero Escocia nunca ha perdido su sentimiento nacionalista en estos 300 años. Con la llegada al poder de Tony Blair se acentuó. Y en 1997, el 73% de los escoces votaron a favor de contar con un legislativo propio. El espíritu nacionalista está presente en sus calles, en la vida diaria de sus habitantes. Llamarle a un escocés inglés es un gran insulto, aunque la mayoría acepta ser considerado como británico, y con honor han mantenido sus tradiciones intactas, como la kilt (falda) entre los hombres y el whisky, lo que ellos llaman el scottish spirit, el espíritu escocés, sigue siendo la bebida nacional y la principal entrada de divisas. El choque entre Escocia e Inglaterra en el Seis Naciones de rugby en Murray field, Edimburgo, es un motivo de rivalidad que traspasa las connotaciones deportivas. Cuando la selección de fútbol de Inglaterra juega un encuentro internacional, los aficionados escoceses apoyan a la selección contraria y sin embargo uno de los mejores entrenadores de la Premier, Alex Ferguson (Manchester United), es escocés. Identidad Cuando Ian Gibson filmó la película Braveheart en la que interpretaba a William Wallace, un guerrero que luchó contra los ingleses y por la independencia de Escocia, los escoceses vivieron de nuevo su sentimiento diferenciador con el resto de los habitantes que conforman el Reino Unido. Sus tradiciones y su lengua, el gaélico, es otro factor de identidad de este país. En muchos hoteles rurales de Escocia cuelgan de sus paredes una lista de personajes importantes que son escoceses y que por lo general la gente confunde y engloba en el gentilicio ingleses, por ejemplo Alexander Graham Bell, sir Arthur Conan Doyle o Robert Louis Stevenson. La familia real británica también ha lanzado guiños a los escoceses para que no se sientan extraños dentro de la unión. Por ejemplo, el príncipe Guillermo ha estudiado en la Universidad de St. Andrew, en Edimburgo, donde además conoció a su novia Kate Middleton. El marido de Isabel II, Felipe, lleva el título de príncipe de Edimburgo y en los actos ofi ciales suele vestir el tradicional kilt escocés, prenda a la que también es afi cionado Carlos de Inglaterra. Además, la familia real pasa las navidades en el castillo de Balmoral, en Escocia.Un representante del espíritu nacionalista escocés es el actor Sean Connery. Este hombre, a pesar de haber sido investido sir por la reina de Inglaterra, fue motivo de polémica cuando en 1993 dijo al periódico The Herald: «Honestamente creo que Escocia será independiente, entonces tendré una casa en Escocia, no antes». Cuando se inauguró el Parlamento de Edimburgo, Sean Connery dijo: «Es el día más feliz de mi vida»

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