Pelosi hace evidente que algo ha cambiado

La constante presencia de Nancy Pelosi, la primera mujer presidenta de la Cámara de Representantes, sentada detrás de Bush y al lado del vicepresidente Dick Cheney durante los 50 minutos que duró su discurso fue la imagen de la noche, poderoso recordatorio de que son ahora los demócratas los que mandan en el Congreso, un nuevo paisaje político en Washington que amenaza con convertir la recta final del mandato del republicano en una pesadilla. Y aunque muchos se sor-prendieran por las numerosas veces que Pelosi, y la bancada demócrata, se puso en pie para aplaudir a Bush -lo que, unas veces, entra dentro de la cortesía parlamentaria, y otras sirve para evitar quedar como poco patriota cuando se habla de las tropas-, el juego ha cambiado.Bush intentó tenderles a los demócratas una trampa retórica. Al pedir apoyo para los soldados, lo hizo de manera muy inteligente. Solicitó el respaldo de los legisladores «para las tropas que ya están allí y para las que van en camino». Bush adoptó un tono conciliador en su sexto discurso sobre el Estado de la Unión, que comenzó con alabanzas a la nueva presidenta de la Cámara Baja, la demócrata Nancy Pelosi, y con un ramo de olivo para el partido de la oposición. El presidente sabía que ni siquiera los demócratas quieren ser vistos como un partido que no apoya a su Ejército. Pero ni siquiera eso le salvó de la quema. Los demócratas venían bien pertrechados. El senador James Webb se encargó de dar la réplica a Bush. Este veterano de Vietnam, cuyo hijo lucha en Irak, dejó claro que ni su partido, ni la opinión pública, «ni la mayoría de nuestro Ejército» está a favor de enviar más soldados. «Necesitamos una nueva dirección», señaló y desafío a Bush a «tomar las acciones apropiadas» tanto en Irak como en la marcha de la economía. «Si no lo hace, nosotros le enseñaremos el camino».