Los insurgentes iraquíes dan un paso más, matan a 4 soldados tras secuestrarlos
El audaz golpe del 20 de enero contra el Ejército estadounidense en Kerbala, cuyos detalles se conocieron, ha demostrado que la insurgencia iraquí posee una capacidad de espionaje, preparación y precisión hasta ahora insospechados. Sin embargo, aún no se sabe quién llevó a cabo ese golpe tan audaz. En aquel ataque de la noche del veinte, cinco soldados estadounidenses resultaron muertos y tres heridos cuando celebraban una reunión con la Policía iraquí en el «Centro Provincial de Coordinación Conjunta» (de seguridad) de Kerbala, 110 kilómetros al sur de Bagdad. Desde el principio llamó la atención que no hubiera ninguna víctima entre la Policía iraquí, ni tampoco entre los atacantes, y planearon dudas sobre la versión militar estadounidense de que se trató de un simple asalto contra una reunión donde las medidas de seguridad se presumían extremas. Ha tenido que pasar una semana de preguntas e investigaciones periodísticas para que el Ejército estadounidense se decida a explicar la verdad en un comunicado Los asaltantes, «entre nueve y doce», según el comunicado, llegaron al edificio de la reunión sin despertar sospechas, gracias a «uniformes de combate y armamento de tipo estadounidense», además de cinco grandes vehículos todoterreno, del tipo del que usa el personal relacionado con las tropas estadounidenses. No solo lograron salir de la ciudad de Kerbala, también atravesaron toda la provincia y entraron en la de Babel, donde despertaron las sospechas en un control de la Policía iraquí. Perseguidos por los agentes iraquíes -y sin que en esta persecución intervenga el Ejército estadounidense- los atacantes van abandonando cerca de Mahawil todo su material: los uniformes, las botas, aparatos de radio y los vehículos. Dentro de unos de los vehículos, la Policía encontró esposados los cadáveres de dos de los soldados, muertos a tiros. Un tercero aparece muerto un poco más lejos y el cuarto, con un tiro en la cabeza y aún moribundo, murió de camino al hospital. Aunque el comunicado no lo precisa, todo indica que la intención de los secuestradores era llevarse a los soldados vivos y escenificar un secuestro perfecto en algún vídeo donde quedase en evidencia la audacia y sofisticación de los insurgentes.