Una dolorosa coincidencia
La nueva fase iniciada en el proceso de paz en Irlanda del Norte, quizás la última, coincide con la celebración en la provincia del 35 aniversario del Domingo Sangriento, la chispa que desencadenó un conflicto de más de tres décadas entre católicos y protestantes. Ocurrió el 30 de enero de 1972 en Londonderry, la segunda ciudad del Ulster, cuando soldados británicos del Primer Regimiento de Pa-racaidistas dispararon contra una manifestación en favor de los derechos civiles en el barrio católico de Bogside. A pesar de que 14 personas murieron, el dirigente del Sinn Féin (brazo político del IRA), Martin McGuinness, segundo del IRA en Londonderry por aquellos años, ha asegurado repetidamente que ninguno de sus hombres respondieron a la agresión. No obstante, la escalada de violencia acabó por convertir a los miembros de las fuerzas de seguridad en «objetivos legítimos» para el Ejército Republicano Irlandés (IRA) -300 agentes muertos-, hasta que el propio McGuinness, actual «número dos» del Sinn Féin, y su presidente, Gerry Adams, han puesto el punto final a la «lucha armada». Ambos podrían haber cerrado el círculo tras convencer el pasado día 28 a los afiliados al partido de la necesidad de reconocer la autoridad de la Policía norirlandesa y de las instituciones legales del Reino Unido en la provincia. El resultado del congreso extraordinario del Sinn Féin fue otro ejemplo de la habilidad de Adams y McGuinness para arrastrar a la mayoría del movimiento republicano, incluido el IRA, cada vez que han dado un paso decisivo en favor del proceso de paz. El tribunal que investiga el Domingo Sangriento terminó el 13 de febrero del 2004 de tomar declaración a los 919 testigos, después de cuatro años de trabajo. Su informe final estará listo para finales de este año, el más caro dela historia judicial británica. Esta indagación fue ordenada en 1998 por el primer ministro británico, Tony Blair, por presiones de los familiares.