Los tribunales no deben mirar nunca el pasaporte
El caso de Jaled al Masri es el ejemplo paradigmatico de la impunidad con la que los agentes de Estados Unidos aplicaron en Europa las dudosas tácticas antiterroristas alentadas por el Gobierno de Bush. Un ciudadano sin ninguna vinculación con actos delictivos es detenido por la mera sospecha que despier-tan su nombre, su origen y su aspecto físico, entregado luego sin garantías jurídicas a la CIA, trasladado a una cárcel de un país con nulas garantías en materia de derechos humanos, torturado durante meses y libe-rado sin explicación alguna cuando sus captores se dan cuenta de que han cometido un estúpido error. Ningún país democrático puede mantenerse al margen de semejante atropello al Estado de De-recho, así que someter a un juicio justo a quienes ejecutaron aquel secuestro es la única vía posible para defenderlo. Pero el caso de Al Masri es sólo uno entre decenas. ¿Puede permitirse el Estado de Derecho mirar hacia otro lado en el resto de los secuestros de la CIA sólo porque las víctimas no portan pasaporte alemán?.