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La medida vuelve a poner a prueba las tensas relaciones existentes entre Washington y Berlín

La Justicia alemana ordena que se detenga a un comando de la CIA

Se le busca por el secuestro de Jaled al Masri, el caso que destapó los vuelos ilegales

Publicado por
Úrsula Moreno - corresponsal | berlín
León

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El caso de Jaled al Masri va camino de convertirse en un thriller digno de ser llevado al cine o a la literatura. Por primera vez en la historia la Justicia alemana busca a trece agentes de la CIA, sospechosos de haber secuestrado y torturado a este ciudadano alemán. La fiscalía de Múnich dictó ayer orden de prisión contra trece presuntos agentes del servicio de inteligencia estadounidense, que habrían participado en el secuestro del ciudadano alemán de origen libanés, Jaled al Masri, hace algo más de tres años. Aunque es más que impro-bable que, de dar con ellos, la Justicia norteamericana los extradite y terminen ante un tribunal europeo, esta espectacular decisión judicial pone a prueba -una vez más- las relaciones germano-estaodunidenses. La Justicia alemana centrará sus investigaciones en descubrir la verdadera identidad de los sospechosos -once hombres y dos mujeres- que trabajaban en Europa con pa-saportes falsos. Sobre estos agentes recae la sospecha de delito de privación de libertad y agresión a la integridad física de Jaled al Masri. La lista Hacía más de un año que la fiscalía de Múnich disponía de esta lista, que un periodista español obtuvo de la Guardia Civil y entregó al abogado de Al Masri. Según la fiscalía, contenía los nombres de la tri-pulación que llevó al ciudadano alemán de Macedonia a Afganistán, y que la víspera había pernoctado en Mallorca. El caso Al Masri es la crónica de un secuestro que destapó hace tres años la red de vuelos de la CIA en cielo europeo y la cuestionable colaboración entre los servicios secretos a los dos lados del Atlántico. Jaled al Masri fue capturado «erróneamente» por los servicios secretos estadounidenses, según reconoció Condoleezza Rice, responsable de Exteriores norteamericana, en su primer encuentro en Berlín con la canciller Angela Merkel hace dos años, aunque más tarde Rice matizara sus declaraciones. En cualquier caso el caso Al Masri no sólo ha puesto en la picota los métodos de la CIA. Los mismos servicios secretos alemanes siguen siendo blanco de sospechas, acusadas de haber propiciado el secuestro. En el punto de mira están el ahora responsable de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier -que coordinaba los servicios secretos- y el ex ministro de Exteriores, Joschka Fischer. Al parecer la CIA confundió a Jaled al Masri, un vendedor de coches germano-libanés afincado en el sur de Alemania, con Jalid al Masri, relacionado con la célula de Mohammed Atta, uno de los pilotos suicidas del 11-S. El fatal error devino en el secuestro del alemán un 31 de diciembre de hace tres años, cuando se dirigía a Macedonia de vacaciones. Según relató Al Masri a me-dios norteamericanos, lo dro-garon y subieron a un avión para llevarlo hasta una cárcel secreta en Afganistán. Cinco meses de vejaciones y torturas antes de que se dieran cuenta de su error, y lo devolvieran nuevamente a un bosque en Macedonia, donde emprendió el regreso a Alemania y solicitó los servicios de un abogado. Manfred Gnijdic, el letrado de Al Mari, expresó ayer ala alegría de Al Masri. «Demuestra que mi cliente cuenta con el respaldo de la justicia alemana porque dijo la verdad.

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