| Análisis |
La sonrisa de Berlusconi
«Este es un país de locos». Esta vez quien lo decía no era el lendakari Ibarretxe ni se refería a España, sino el ministro italiano de Exteriores hablando de su país; y como una locura transitoria es como el centroizquier-da italiano quiere ver lo sucedido la semana pasada, cuando el Gobierno se goleó en propia meta en una votación por algo que, sin dejar de tener su importancia (la relación con Estados Unidos), no parece justificar un haraquiri político. La mitad progresista de Italia, incluido el presidente de la República, le han visto las orejas al lobo, que en este caso no son una orejas sino una sonrisa, la de Silvio Berlusconi, y ha decidido darse otra oportunidad. Al palacio presidencial, los italianos lo llaman «il colle» (la colina). Como si del monte Sinaí se tratase, de allí ha descendido Prodi como un Moisés furioso, con un programa de doce puntos que son como doce mandamientos que su heterogénea coalición gubernamental tendrá que respetar a partir de ahora. ¿Bastará esto para superar el voto de confianza de la semana que viene? Si consigue el apoyo de los católicos escindidos de Follini y de los senadores vitalicios, sí. Claro que esto será al precio de retirar la ley de parejas de hecho y, bueno, la ley para eliminar a los senadores vitalicios, naturalmente. No deja de ser irónico, porque la nueva mayoría en el Senado va a ser eso: una especie de pareja de hecho que ni quiere separarse ni casarse. Mientras tanto, Berlusconi sonríe. Fue su ley electoral, amañada para otorgarse a sí mismo una mayoría sólida en el Parlamento, la que, por un error de cálculo de sus fontaneros, se la dio a Prodi, aunque también le legó un Senado ingobernable. La paradoja está en que si Prodi cambia la ley por un sistema más propor-cional, como pretende, será él quien beneficie esta vez a Berlusconi si hay elecciones anticipadas. Y las acabará habiendo, antes o después. Italia, que ha tenido más de sesenta gobiernos desde 1945, no es un país de locos, como exclama Massimo D'Alema. Es algo mejor y peor que eso: es un país de italianos, la patria de Maquiavelo, el país acostumbrado a la crisis como forma de hacer política