El vicepresidente Cheney visitó ayer por sorpresa Islamabad para reunirse con Musharraf
EE.UU. exige a Pakistán que frene a los talibanes si no quiere perder las ayudas
Washington dice que Al Qaida se reorganiza porque no encuentra resistencia agresiva
La Casa Blanca ha decidido aumentar la presión sobre Pakistán, advirtiendo que el nuevo Congreso de mayoría demócrata podría cortar las ayudas, incluida la militar, que le presta si no redobla sus esfuerzos para acabar con las células de Al Qaida presentes en su territorio y que, según la Administración Bush, se están reorganizando y atravesando sin problemas la frontera con Afganistán para apoyar a la insurgencia talibán. Desde hace algunos meses, el Gobierno tenía en el punto de mira a uno de los que durante tiempo fue considerado un fiel aliado en la guerra contra el terrorismo. Pero con el cambio de paisaje político en Washington, la situación para el presidente Pervez Musharraf se ha puesto un poco más cuesta arriba, según publicó ayer The New York Time. El mismo día que el vicepresidente Dick Cheney desembarcó en Islamabad para reunirse con el mandatario paquistaní en una escala sorpresa en su ruta hacia Afganistán. Cheney fue el encargado de llevar el mensaje de Bush, quien ha pedido al Congreso en su presupuesto para el 2007 que apruebe 785 millones de dólares de ayuda a Pakistán, incluidos 300 millones para reforzar las operaciones militares en la lucha contra los radicales, y que ahora podría quedar en el aire si Islamabad no adopta medidas «mucho más agresivas» contra los insurgentes. Y es que la Casa Blanca, además de los demócratas, considera que Musharraf no está cumpliendo las promesas que le hizo a Bush en septiembre pasado, cuando le aseguró que el acuerdo de paz al que llegó con los jefes tribales en la conflictiva frontera con Afganistán no afectaría a la persecución de los miembros de Al Qaida, lo que según sus críticos ha terminado ocurriendo. Quinto receptor de dinero Según Washington, la red terrorista encabezada por Osama bin Laden se está reorganizando en este área sin ley y estima que, si bien Pakistán ha atacado algunos campamentos de entrenamiento, esta campaña no es lo suficientemente agresiva ni está dando los resultados esperados. Los servicios de inteligencia estadounidenses están especialmente preocupados por la gran ofensiva que esperan que lancen los talibanes esta primavera en Afganistán. Canadá anunció que destinará hasta 170 millones de dólares para la reconstrucción de Afganistán a la vez que el primer ministro, Stephen Harper, responsabilizó a Pakistán de parte de los problemas de seguridad en el país vecino. Harper, quien en el pasado también criticó a sus socios de la OTAN por no aumentar sus esfuerzos militares en Afganistán, afirmó que «necesitamos más esfuerzo por parte de Pakistán, no sólo para la seguridad de Afganistán sino para la seguridad de la región».