Diario de León

El Ejército mató a 18 rebeldes en un campamento uigur, por presuntos vínculos con Al Qaida

China aprovecha la lucha contra el terror para eliminar separatistas

La ONU ha incluido al grupo independentista de la región de Xinjiang entre los terroristas

Soldados chinos, en unas maniobras en Tianshan, al nordeste de la región de Xinjiang

Soldados chinos, en unas maniobras en Tianshan, al nordeste de la región de Xinjiang

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Andrea Rodés - servicio especial | pekín
León

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El muecín de la mezquita de Kashgar, capital de la provincia de Xinjiang, en el extremo noroeste de China, tiene prohibido utilizar el altavoz para llamar a la oración a los fi eles. En esta región fronteriza con Afganistán, donde residen 8,5 millones de musulmanes de la etnia uigur, una de las 55 minorías étnicas que habitan en el gigante asiático, el Ejército chino atacó el pasado 5 de enero un campamento militar secreto, por su supuesta vinculación con Al Qaida. El campamento pertenecía al Movimiento Islámico del Turkestán Oriental (Etim), grupo rebelde uigur que lucha por la independencia de Xinjiang. Desde el día del ataque, en el que murieron 18 rebeldes y 17 fueron capturados, cualquier habitante de Kashgar que no tenga la identifi cación en regla es considerado por la policía estatal sospechoso de ser terrorista. «Existen pruebas suficientes para demostrar que el Etim está asociado con las fuerzas terroristas internacionales y que planeó atentados terroristas en China», declaró Liu Jianchao, portavoz del Ministerio de Exteriores, para justificar ante la comunidad internacional el ataque. El Etim fue reconocido como «organización terrorista» por la ONU en el 2002, pero los expertos en terrorismo internacional lo consideran inactivo desde que su líder, Hasan Mhsum, fue abatido por el Ejército paquistaní en el 2003. Juegos Olímpicos del 2008 El Gobierno chino no puede permitir que la amenaza del terrorismo ensucie su imagen de país seguro ante la llegada de los Juegos Olímpicos del 2008 ni frene la llegada de nuevos inversores a la región de Xinjiang, estratégica para el desarrollo económico del país. «Pekín no puede renunciar a Xinjiang por su posición fronteriza y el valor de sus recursos energéticos», apunta Xulio Ríos, director del Instituto Gallego de Análisis y Documentación Internacional, Igadi. La región, bautizada como la ruta de la seda moderna, facilitará la importación de petróleo y gas natural desde Asia central y la exportación de productos electrónicos y textiles de fabricación china. Algunos escépticos como el profesor americano Dru Gladney, experto en terrorismo en China, han puesto en duda la vinculación de movimientos independentistas uigures con el terrorismo de Al Qaida. Según Gladney, «los uigures se sienten abandonados por el régimen de ekín». Éste promociona la inmigración de la población de etnia han, la mayoritaria del país, que controla la mayor parte de infraestructuras y nuevos negocios de Xinjiang. Martin I. Wayne, profesor del Instituto Nacional de Estudios Estratégicos de la Universidad de Defensa Nacional americana, no duda que Al Qaida está activa en China y que, como ya ha hecho en otros países, «intenta dar soporte a grupos de musulmanes que están en confl icto con gobiernos locales». A pesar de la brutal represión del Gobierno chino contra los rebeldes uigures en los años 90, Wayne reconoce que el país, a diferencia de lo que hace EE. UU. en Irak, «ha entendido que la política local es un factor crítico en la lucha contra el terrorismo». Pekín está convencida de que la inversión en la región de Xinjiang enriquecerá a la población y disminuirá la tensión con el poder local. Sin embargo, «el problema uigur es uno de los mayores desafíos políticos que afronta el Gobierno chino», comenta Ríos, y «requiere reformas políticas que refuercen el autogobierno, la confianza y la lealtad mutua», añade.

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