Diario de León

El explosivo era similar al usado en la Casa de España

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David Alvarado - rabat
León

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Fuentes de Interior marroquíes han confirmado que el atentado del domingo en Casablanca no tenía por objetivo el cibercafé donde se produjo la explosión que causó la muerte de un terrorista e hirió a otras cuatro personas, incluido un cómplice del kamikaze. Éste, Abdelfattah Rayidi, libre en virtud de un indulto real tras ser condenado a 5 años de prisión por su implicación en los atentados de mayo del 2003 contra la Casa de España y otros locales también en Casablanca, había acudido al cibercafé para recibir instrucciones a través de una página web yihadista o de su correo electrónico sobre el objetivo. La policía marroquí investiga si este suicida y su acompañante, Yusef Judri, quien resultó herido y está ingresado en un hospital, formaban parte de un grupo más numeroso que preparaba una oleada de atentados como los del 2003. De hecho, el explosivo que llevaban es similar al de entonces. Y si tenían relación con Saad Housaini, alias Mustafá y Nabil, detenido a principios de mes en Casablanca, y que está considerado uno de los responsables del aparato militar del Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM). Este grupos está implicado también en los atentados del 11-M de Madrid. Según el periódico Annas (independiente), la operación sería mucho más amplia y otros cinco jóvenes terroristas del barrio de Hay Mohamadi esperaban sólo una señal para actuar. Esta es la línea de investigación que mantiene la policía. «Lo que ha ocurrido supone un acto odioso y criminal, que exige una condena sin paliativos», declaró el portavoz gubernamental Nabil Benabdellah. «Esta es la prueba de la grave amenaza terrorista que vivimos, que hace necesario el mantenimiento de la movilización y el nivel de vigilancia», concluyó. A pesar de que Marruecos se encuentra en estado de máxima alerta terrorista desde hace semanas, después de la ola de ataques en Argelia y el nacimiento de Al Qaida en el Magreb islámico, la seguridad se ha incrementado desde el pasado domingo. Controles en autopistas, ciudades, puertos y aeropuertos. Incluso el Ejército ha salido a la calle en Casablanca. La explosión de una bomba en Sidi Mumen, barrio popular de donde salieron los 13 kamikazes de los atentados de mayo del 2003, ha hecho aflorar viejos fantasmas y temores entre una población que ve de nuevo como se convierten en el epicentro.

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