Al menos doce personas mueren en una nueva jornada sangrienta

Al menos siete policías iraquíes murieron ayer en varios ataques en distintos puntos de la geografía del país, en un día en el que también perdieron la vida cuatro civiles iraquíes y un soldado estadounidense. Fuentes policiales informaron de que un atentado suicida con un coche bomba dejó dos policías muertos y cinco más heridos en el oeste de Bagdad. El suicida, que conducía el coche bomba, irrumpió en un puesto de control en el barrio de Al Hareziya, y causó las víctimas entre los policías, que fueron trasladados a un hospital cercano. En otro ataque, dos oficiales de la policía fallecieron al ser tiroteados por insurgentes desconocidos en el barrio de Al Biaa, en el sur de Bagdad, según los cuerpos de seguridad iraquíes. Fuera de la capital, un asalto contra el convoy de un alto cargo policial de Hilla, a 100 kilómetros de la capital, concluyó con la muerte de uno de sus guardaespaldas y heridas a otros tres, además de un civil que también resultó herido. Sin embargo, el general Abbas Al Jaburi consiguió salir ileso de la explosión del artefacto explosivo que detonó al paso de su vehículo.