Pese al cáncer de su mujer, Edwards proseguirá la carrera presidencial
El precandidato demócrata a la Casa Blanca, John Edwards, anunció ayer que seguirá en la carrera presidencial a pesar de que el cáncer de pecho que le fue diagnosticado a su mujer Elizabeth en el 2004 ha empeorado. «La campaña sigue en marcha, sigue adelante con más fuerza», dijo Edwards a los medios a las puertas de su casa en Carolina del Norte. Las palabras del ex senador zanjaron los rumores sobre su retirada desatados después de la sorpresiva convocatoria de la rueda de prensa y el secretismo con que su equipo de campaña manejó el asunto en las últimas horas. Acompañado de su mujer, el ex senador reconoció que ambos mantienen el optimismo intacto aunque las noticias no son buenas, tras habérsele detectado un tumor en una costilla de su lado derecho. De acuerdo con los especialistas, cuando el cáncer alcanza los huesos es «tratable, pero no curable». «No parezco enferma, no me siento enferma. Estoy tan preparada como cualquier otra persona lo pueda estar para esto», dijo después de agradecer a su marido todo el apoyo y cariño que le ha demostrado, y le sigue demostrando, en estos cuatro años. Elizabeth, de 57 años, descubrió que tenía cáncer a finales del 2004. Edwards lo anunció públicamente horas después de perder las elecciones -era candidato a la vicepresidencia en la fórmula de John Kerry- frente a George W. Bush en ese mismo año. Ahora son muchos los que ya comenzaron a preguntarse cómo impactará esto en su campaña, que puso en marcha el pasado diciembre. Según las encuestas, Edwards se sitúa tercero, tras Hillary Clinton y Barack Obama, para lograr la nominación en las primarias del Partido Demócrata. El Comité Judicial del Senado autorizó ayer enviar citaciones a Karl Rove, principal asesor político de Bush y otros estrechos colaboradores para que testifiquen públicamente y bajo juramento en la investigación sobre el despido de ocho fiscales federales, que la oposición demócrata atribuye a intereses partidistas. Las citaciones serán enviadas si no acuden de forma voluntaria. Bush sólo permitirá que comparezcan a puerta cerrada y sin ser bajo juramento.