El ex ayudante del fiscal general afirma que mintió al Senado en la decisión de despedir a ocho fiscales
El último escándalo político que salpica a la Casa Blanca experimentó ayer un nuevo apretón de tuerca en las audiencias del Senado. Bajo juramento, el ayudante del fiscal general Alberto Gonzales llevó la contraria a éste al testificar que sí había participado en la decisión de despedir a ocho fiscales, la mayoría involucrados en casos sobre corrupción de republicanos. En conferencia de prensa ofrecida hace menos de dos semanas, Gonzales aseguró «nunca haber visto» los documentos en los que se planeaban los despidos ni «haber participado nunca en las discusiones». Preguntado por los senadores si estaba de acuerdo con aquella declaración, el que fuese su jefe de gabinete sonó lacónico bajo la presión del juramento. «No, no creo que la declaración del fiscal general sobre que no había estado involucrado en las discusiones para despedir a los fiscales sea correcta», dijo Kyle Sampson. De hecho, documentos que han visto la luz esta semana demuestran que Gonzales estuvo presente en la reunión del 27 de noviembre de 2006, en la que se discutió la limpieza de desleales. Sampson admite que el criterio a aplicar fue que se apegaran a la línea política del presidente.