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Publicado por
Iñigo Gurruchaga - londres
León

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En la última sesión del Parlamento autonómico de Edimburgo, la líder del partido Conservador escocés, Annabel Goldie, reprochó al Ministro Principal, el laborista Jack McConnell, que dedique más tiempo a promover alarma ante el plan nacionalista para la independencia que a promover los beneficios de la unión. Los laboristas no le han hecho caso. En la primera semana de campaña electoral, los laboristas se han concentrado en describir la supuesta hecatombe financiera que supondría para Escocia la victoria del Partido Nacional Escocés (SNP) que predicen los sondeos y la separación del Tesoro británico. El ariete laborista es Gordon Brown, escocés, ministro de Hacienda y aspirante a convertirse en primer ministro británico antes del verano. En la campaña escocesa no sólo se dilucida el futuro de Reino Unido; el resultado de los comicios puede decidir también si Brown sería capaz de ganar en unas futuras elecciones británicas. Las cifras que arroja Brown contra el líder nacionalista, Alex Salmond, tienen muchos ceros. Escocia tendría un agujero negro en su finanzas de 19.350 millones de euros. El coste para cada familia sería de 7.500 euros anuales. Y además, dice Brown, el programa nacionalista tiene otro agujero anual de 6.000 millones. Silencio liberal Salmond fue economista del petróleo en el Royal Bank of Scotland antes que político y su partido ha reclutado el apoyo de algunos hombres de negocios destacados. Pero la división entre empresarios y académicos afines a uno y otro partido es tal y el debate tan técnico que es difícil hacerse una idea cabal sobre la verdad. Aunque los sondeos siguen pronosticando una victoria del SNP- el publicado por el Mail on Sunday le da una ventaja de doce puntos porcentuales-, también detectan un número muy alto de indecisos que creen que acudirán a las urnas. Mientras la batalla entre laboristas y nacionalistas se disputa con la artillería pesada propia de quienes se juegan el futuro de la Unión y el de su propio partido, los Liberales Demócratas, que han gobernado en coalición con los laboristas y serán imprescindibles para formar el futuro Gobierno, no desvelan sus cartas. Y los conservadores de Goldie han negado esta semana una revelación de la prensa. Su futuro es tan poco prometedor que, en Londres y en Edimburgo, los 'tories' preparan planes para separarse tras las elecciones de mayo. El partido unionista por excelencia no ve futuro en Escocia sin un cambio de nombre y de estructura