Todo calculado y un sorteo otorgó la última palabra a la candidata de los socialistas

Más de 20 millones de telespectadores siguieron en directo el debate, el momento más caliente de la campaña a sólo tres días de la cita con las urnas. Las minuciosas negociaciones entre los jefes de campaña de Nicolas Sarkozy y Ségolène Royal se prolongaron hasta ayer a mediodía para cerrar hasta el más mínimo detalle, de los temas de discusión al sobrio decorado del estudio de 200 metros cuadrados. Incluso las dimensiones de la gran mesa cuadrada que les obligó a sentarse a dos metros de distancia. Estuvieron de acuerdo enseguida en que ocultara las piernas de los candidatos y en que la recubrieran de plexiglás silencioso para evitar que un puñetazo demasiado contundente perturbara a la audiencia. La posición y el turno de palabra los decidió el sorteo realizado por el Consejo Superior Audiovisual, que determinó que Sarkozy se sentara a la derecha y Royal a la izquierda y que la candidata socialista tuviera la última palabra mientras el conservador abría el debate. Los periodistas de TF-1, Patrick Poivre D'Arbor, y France-2, Arlette Chabot también se estrenaron como moderadores de un debate presidencial, que no había vuelto a producirse desde 1995. Royal y Sarkozy solamente se habían enfrentado una vez ante las cámaras, en las legislativas del 93. Entonces, ganó la socialista.