Diario de León

Viajó a Berlín nada más tomar posesión como presidente en una espectacular ceremonia

Sarkozy se alía con Merkel para sacar a Europa de su «parálisis»El riesgo de votar a un «cruzado»

Su primera decisión ha sido que se lea en los institutos una carta de una joven muerta por los nazis

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Esperanza Suárez - corresponsal | parís
León

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Nicolas Sarkozy se convirtió ayer en el sexto presidente de la V República Francesa. Tras una jornada repleta de ceremonias, voló a Berlín para sellar con Angela Merkel lo «sagrado» de la amistad franco-alemana y hacer frente a su primera prioridad: «Sacar a Europa de su parálisis actual». Desde las 11.35 de la mañana, Sarkozy «encarna a Francia», según el presidente del Tribunal Constitucional, Jean-Louis Debré, quien dirigió la investidura. En su primer discurso oficial, el nuevo presidente planteóuna larga lista de exigencias para sí y sus conciudadanos, empezando por «respetar la palabra dada» y «mantener los compromisos adquiridos». Habló de «tolerancia y apertura», pero también de «orden y autoridad» y de decisión para «no decepcionar».Su intención de romper con la forma de gobernar de sus predecesores no dejó muy bien parado a Jacques Chirac, aunque unos minutos antes lo despidió con un doble apretón de manos. Sarkozy había llegado al Elíseo con el ya nombrado secretario general, el fiel Claude Gueánt, su jefe de gabinete en el Ministerio del Interior y director de su campaña electoral. Su consejero diplomático será el embajador en Washington y antiguo asesor de Chirac, Jean-David Lévitte. Hoy François Fillon sustituirá a Dominique de Villepin como primer ministro. El primer Gobierno de Sarkozy tendrá 15 ministerios.El nuevo presidente estrenó descapotable y se dio un primer baño de multitud en los Campos Elíseos. Rindió homenaje al soldado desconocido en el Arco de Triunfo y depositó flores ante las estatuas de De Gaulle y Clemenceau, héroes de las dos guerras mundiales. El primer presidente nacido después de la contienda se emocionó ante el monumento a 35 héroes de la resistencia ejecutados por los nazis. Allí calificó de «milagro» la reconciliación con Alemania, con la que «nada debe romper los lazos de amistad». Para demostrarlo, cogió el avión para confirmar la excelente acogida de la canciller. «No podemos perder un minuto», aseguró impaciente por activar su propuesta de tratado europeo simplificado. Llegó a Berlín y besó a Merkel en la mejilla, no en la mano como hacía Chirac. Como presidente, su primera decisión fue que en los comienzos de cursos en los institutos se lea la carta de despedida a sus padres de Guy Môquet, una comunista de 16 años asesinada por los alemanes en 1941. Los servicios antiterroristas franceses consideran «poco creíble» la amenaza de las autodenominadas «Brigadas Abou Hafs-al Masri» de desencadenar «una campaña yihadista sangrienta en la capital de Sarkozy». En esta ocasión, se vinculan a la elección como presidente de Sarkozy, «cruzado y sionista sediento de sangre de niños, mujeres y ancianos musulmanes», según el texto difundido.

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