Al menos trece de las víctimas eran soldados, y el resto, extremistas del grupo Fatah al Islam
Los combates entre islamistas y el Ejército dejan 33 muertos enTrípoli
Siria ordenó el cierre de los dos pasos fronterizos en el norte libanés por razones de seguridad
El Líbano registró las luchas internas más sangrientas desde la guerra civil con el enfrentamiento en dos escenarios: las calles de Trípoli y el vecino campo de refugiados palestino de Nahr al Bared. Su Ejército se enfrentó con extremistas del grupo palestino Fatah Al Islam, vinculado con Al Qaeda y Siria, combates que dejaron entre 13 y 23 soldados muertos, además de 19 milicianos y 6 civiles, dos de ellos niños, y 60 heridos. El Gobierno identificó entre los cuerpos de los guerrilleros «varios extranjeros», al parecer de Yemen y Bangladesh. La cadena libanesa LBC emitió a lo largo de todo el día imágenes en directo de carros de combate patrullando, cadáveres calcinados y tiroteos encarnizados que se agravaron de tal modo que Damasco anunció a través de su agencia oficial de noticias el cierre temporal de dos de sus pasos fronterizos con el norte del Líbano. La reacción del Gobierno no se hizo esperar, y el ministro Ahmad Fatfat volvió a sugerir que detrás del estallido de violencia está de nuevo la alargada mano de Siria y que los disturbios llegaban a tiempo para intentar descarrillar el proceso de la ONU de crear un tribunal internacional llamado a juzgar el crimen del ex primer ministro Rafik Hariri, asesinado en Beirut en 2005. «No son sino terroristas, y quienes los mandan son una parte bien conocida», dijo el jefe del bloque parlamentario «Movimiento Futuro», Saad Hariri, incidiendo en la misma acusación. De acuerdo con las informaciones facilitadas por el canal Al Jazeera, los primeros choques arrancaron cuando las Fuerzas Armadas libanesas irrumpieron en un edificio, llamado «Abdo», situado en el barrio de Al Tel, al sur de Trípoli, en busca de un grupo de sospechosos acusado de haber robado un banco un día antes. Otras versiones apuntan a que los soldados penetraron en la torre dispuestos a desalojar a una célula de Fatah Al Islam, en el punto de mira del Gobierno desde que el pasado febrero cuatro de sus miembros de nacionalidad siria, y vecinos de Nahr al Bared, fueran detenidos como supuestos autores de los atentados contra dos autobuses en un barrio cristiano de Beirut que dejaron tres víctimas mortales. La incursión del Ejército en el edificio fue contestada de inmediato con un estallido de violencia en las calles aledañas y el centro de la ciudad y con un ataque de los milicianos a un puesto militar libanés a la entrada del campamento de Nahr al Bared,-donde viven 30.000 personas y enclave en el que Fatal al Islam mantiene un alto número de seguidores. El campo de refugiados, donde las Fuerzas Armadas libanesas tienen prohibida la entrada por un acuerdo adoptado en 1938, permaneció cerrado durante horas incluso para las ambulancias de la Cruz Roja, en un continuo retumbar de disparos de tanque, morteros y metralletas. Mientras, en el edificio las tropas y los milicianos atrincherados protagonizaron una batalla que concluyó con el asalto de los militares a los pisos ocupados. Las imágenes televisadas mostraron después al menos cinco cadáveres carbonizados que todavía tenían las armas entre las manos. Fatah Al Islam, nacida tras la escisión del grupo pro sirio Al Fatah-Intifada, que a su vez se separó en 1983 del movimiento nacionalista palestino Al Fatal, advertía en un comunicado que sus «muyahidines abrirán fuego contra el Ejército y todo el Líbano» si continúan «las provaciones» de los soldados contra ellos.